La fiesta ciudadana de los niños

El sábado 1 de octubre el Parque Forestal se vistió de los colores, la magia y la creatividad de los más de 50 jardines infantiles de las regiones de Valparaíso, Metropolitana y O’Higgins, que desfilaron para promover los derechos de los niños y visibilizar a la primera infancia, a través de la representación de un cuento o película.

La directora Sociocultural y presidenta de Integra, Paula Forttes, resaltó que “estamos festejando junto con los ciudadanos y ciudadanas del presente y del mañana los avances en materia de cobertura, mejoramiento en estándares de calidad y acceso universal inclusivo, los que son parte de los desafíos que nos ha encomendado la Presidenta Michelle Bachelet. Al finalizar este año, más de 17 mil niños y niñas tendrán acceso a una educación parvularia pública y de calidad”.

“Por casi tres décadas hemos trabajado promoviendo los derechos y el bienestar de esa parte de la población que no sale a las calles a marchar. Por ello, hoy los niños y niñas de Chile, junto a sus familias, salieron a la calle a expresarse de la forma que mejor saben hacerlo, que es jugando”, añadió la directora ejecutiva de la fundación, Oriele Rossel.

Los grandes vencedores de la jornada fueron los representantes del jardín infantil Rosa O’Higgins de Peñalolén, quienes sorprendieron con variados disfraces, música y figuras de animales en la representación de “La Ley de la Selva”.

“Estoy súper emocionada, fue un trabajo en equipo y nos sirvió para unirnos como grupo, eso es muy lindo. Ahora nos vamos al jardín a celebrar con todos los papás”, aseguró Soledad Cáceres, funcionaria asistente administrativa, tras recibir una fiesta de navidad en Mampato para todos los integrantes del jardín y sus familias.

El broche de oro de la fiesta ciudadana fue la presentación del popular “Perro Chocolo”, quien hizo cantar y bailar a los asistentes con sus éxitos como “Josefina la gallina”, “Juguemos en el campo” o “El baile de Chocolo”.

La magia de la salud bucal

Los jardines infantiles “Estrella Solitaria” de La Calera “Aguas Claras” de Limache, “El Clavelito” de Hijuelas, “Abejitas Creadoras”, “Ovillito de lana” y “Tejedores de Ilusiones” de La Ligua, “Gabriela Mistral” de Quilpué, y “El Calerito” de Nogales fueron destacados por sus experiencias educativas relacionadas a la salud bucal. A través de la mágicoterapia los establecimientos educacionales de Integra lograron adquirir conocimientos muy importantes para el bienestar de los niños y niñas.

La directora del jardín infantil “Abejitas Creadoras” destacó que llevar a cabo este programa liderado por la Seremi de Salud significó “un mayor conocimiento de la importancia del cepillado de dientes por parte de los niños, niñas y sus familias adquiriendo conocimientos sobre los factores que pueden provocar las caries”.

Las tías de los jardines fueron las “magas” de estos entretenidos y sorprendentes trucos de magia que buscaron concientizar respecto a la importancia de la higiene bucal desde la primera infancia. En este sentido, las educadoras que participaron de las rutinas destacaron que “pudieron desarrollar el desplante y personalidad, aprendido sobre salud bucal y la importancia de ésta. Aprendimos trucos de magia y además perfeccionarlos en esta área”.

El próximo 27 de octubre los jardines “Abejitas Creadoras” y “Estrellita Solitaria” expondrán sus experiencias en el Museo de Historia Natural de la DIBAM, en Valparaíso.

Sala interactiva cautiva a niños de Hualaihué

En esta pequeña localidad de poco más de 8 mil habitantes, en la provincia de Palena, los niños tienen un nuevo espacio donde poder desarrollar su curiosidad y aprender a través del juego. Una pizarra interactiva, disfraces, rompecabezas para descubrir el cuerpo humano, láminas entretenidas con el abecedario o materiales para aprender más de la pirámide alimenticia, son sólo algunos de los elementos que día a día encuentran los niños y niñas en la sala interactiva del jardín infantil y sala cuna Copito de Nieve.

Para la educadora de nivel medio, María Sotomayor, “resulta muy motivante para los niños utilizar este nuevo espacio, ya que pueden cambiar de ambiente educativo, y junto con ello, ir descubriendo nuevas cosas a través de la exploración y el juego”.
Estos espacios educativos son importantes porque “permiten ir desarrollando todos los núcleos de las bases curriculares”, destaca Paola Gallardo, coordinadora técnica del Departamento de Educación. De este modo, se puede abordar de manera transversal ámbitos tan diversos como la música, las ciencias, el lenguaje, las matemáticas, la relación con el medio natural y cultural, identidad y el uso de tecnología.

Este proyecto de la comunidad del Copito de Nieve fue posible gracias a la adjudicación de fondos para la adquisición de material didáctico que otorgó este año la Municipalidad de Hualaihué.

¡Dile NO a los sellos!

Desde el mes de junio comenzó a regir en nuestro país la nueva Ley de Etiquetado de los alimentos, esto como una forma de combatir la obesidad en la población y fomentar la vida saludable.

Desde esa fecha en adelante, los productos alimenticios altos en azúcar, grasas saturadas, sodio o calorías deben comenzar a llevar advertencias sobre su contenido con el fin de combatir los altos índices de obesidad del país.

¿Sabías que cinco de cada diez niños en Chile sufre de algún grado de obesidad? Por eso es importante ir generando conciencia desde la primera infancia y desde el interior de los jardines infantiles y salas cuna.

Los sellos surgieron por lo difícil que era entender la descripción nutricional que traían los alimentos. “Los sellos de advertencia ALTO EN nos permiten distinguir con sólo una mirada aquellos alimentos menos saludables y preferir los alimentos sin sellos o con menos sellos”, asegura el Minsal.

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¿Pero qué significa que un alimento tenga un sello negro con la advertencia ALTO EN?

La presencia de uno o más sellos en un producto nos indica que éste presenta niveles superiores a los límites establecidos por el Ministerio de Salud, en relación a sodio, azúcares, grasas saturadas o calorías, los que se asocian a la obesidad y otras enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, infartos, y algunos cánceres. Esta información la tienen muy clara en el jardín infantil y sala cuna Los Boldos de la comuna de San Miguel en la Región Metropolitana.

Si en la década de los setenta en Chile se luchaba contra la desnutrición, más de 40 años después la pelea se enfoca en las alarmantes cifras de obesidad: el 32% de los niños tiene sobrepeso, mientras que el 67% de la población global padece de este problema, según la última Encuesta Nacional de Salud.

¿Y tú ya comenzaste a comer sin sellos?

Los sellos de advertencia nos invitan a hacer cambios graduales en nuestra alimentación, prefiriendo aquellos alimentos sin sellos o con menos sellos.

Por eso te aconsejamos:

· Aumentar el consumo de alimentos frescos, naturales y preparaciones caseras.
· Disminuir el consumo de alimentos con alto contenido de calorías, azúcares, grasas saturadas y sodio.
· Mirar y comparar el nuevo etiquetado de alimentos, para realizar una compra informada.
· Preferir alimentos con menos sellos de advertencia, son más saludables y sin sellos es mejor.

Integra y Junji incentivan el “Despertar de las Neuronas”

Hoy fue un día de fiesta para los más de 400 niños y niñas de los jardines infantiles de Integra y la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI), que desde temprano llegaron a la Corporación Cultural Chimkowe de la comuna de Peñalolén para disfrutar de la obra “Despertando las Neuronas”, que dio término a la celebraciones del Mes de la Infancia, encabezadas por ambas instituciones.

A través de un viaje mágico por el cerebro humano, grandes y chicos cantaron y bailaron junto a la Neuromascota y los coloridos personajes Neuronilla, Neuronín y la Neurona Melodía.

¿Qué fue lo que más te gustó? “La mascota. Porque sus manitos eran muy chiquititas”, dijo feliz Amanda Acuña del jardín infantil Los Enanitos de Peñalolén, mientras que la apoderada del mismo establecimiento, Katherine Tejo, destacó que “fue súper encantador, muy bonito, porque los niños pudieron gritar, cantar y bailar. Fue una muy buena la actividad”.

Esta actividad, además, marcó un hito por el trabajo conjunto de las dos instituciones de mayor cobertura nacional de educación parvularia. “Mientras más seamos quienes nos movilizamos por la infancia, los que terminan ganando son los niños y sus familias. Ese es el mayor incentivo para un importante trabajo colaborativo”, resaltó la directora ejecutiva de Integra, Oriele Rossel.

Por su parte, la vicepresidenta ejecutiva de JUNJI, Desirée López de Maturana, valoró esta instancia, señalando que “cerrar de esta manera el mes del niño nos da también el puntapié para hacer otras actividades en conjunto y que nos reúna así en espíritu, porque cuando están las niñas, los niños, nuestras educadoras, nuestras técnicos y todo el personal que trabaja en los jardines infantiles efectivamente muestra lo que somos. Muestra lo que es Junji, Integra y la educación pública en Chile”.

En tanto, la alcaldesa de Peñalolén, Carolina Leitao, señaló que “lo más importante en el mes de la infancia es poder promover, difundir y sensibilizar respecto a los derechos de los niños y, por supuesto, lo que estamos haciendo cada uno de nosotros en el ámbito de la infancia”.

“La familia tiene que involucrarse con el jardín”

Mi hijo Alonso, ahora de cinco años, ingresó al Nueva Esperanza cuando tenía un año cuatro meses. Yo trabajaba, pero lo hacía tranquila porque Alonso estaba bien y muy feliz en el jardín. Luego tuve a Fabián, que fue recibido en la misma sala cuna desde los cuatro meses, donde me sentí muy apoyada.

Las tías me ayudaron a enseñarle a caminar, a comer y a dejar sus pañales. Ellas me daban confianza.
En el jardín mis hijos aprendieron muchas cosas: se hicieron más independientes e incluso Alonso, que tiene un problema de lenguaje y es muy tímido, avanzó muchísimo en ese aspecto.

Con el tiempo, y al ir involucrándome cada vez más con el jardín, me di cuenta que hay una gran diferencia entre lo que es trabajar con los niños y niñas y lo que uno, desde fuera, cree que significa. Antes pensaba que el jardín era otra cosa. Si las tías habían estudiado para trabajar en esto, era porque les gustaban los niños y que en ellas recaía toda la responsabilidad. Después, cuando mis hijos fueron al jardín, me di cuenta de que no era como yo creía, que la responsabilidad de atender y educar a los niños no es sólo del jardín infantil, porque uno como familia tiene que involucrarse también.

La confianza y lo lindo que es el Nueva Esperanza, además de estar siempre presente en la educación y bienestar de mis hijos y de todos los niños y niñas, me motivaron, junto a otras familias, a participar en el Centro General de Padres del jardín. Me involucré tanto que ni supe cómo llegué a ser presidenta del Centro de Padres. Organizamos muchas cosas para el Nueva Esperanza, porque sabíamos que el beneficio sería para nuestros hijos e hijas.

Que mis hijos hayan asistido al jardín infantil Nueva Esperanza no sólo ayudó a mis niños en su desarrollo, yo también adquirí muchas herramientas: aprendí a trabajar en equipo, a expresarme en público y siempre las tías me fueron ayudando en todo eso. También asimilé que cuando las cosas se dicen con respeto, directamente y con buenas palabras, es todo distinto y mucho mejor.

Si tuviera que dar un mensaje a las familias, les diría: Tienen que involucrarse y comprometerse con el jardín infantil y con la educación de sus hijos e hijas.

De la casa al Jardín. Niños/as y adultos enfrentados a un nuevo desafío

¿Qué sería esperable que ocurriera cuando mi hijo/a comience a asistir al jardín?

…que no llore cuando lo deje

…que siempre se despida tranquilo/a y contento/a

…que no se quiera venir conmigo a la casa

…que no tenga problemas para quedarse con adultos extraños y en un lugar que no conoce

…que quiera compartir con muchos niños y niñas que no conoce

O

…que llore, grite y se aferre a mí cuando lo/a dejo

…que no se quiera levantar ni vestir en la mañana

…que no quiera comer, ir al baño ni dormir en el jardín

…que cada vez que le pregunto, se enoja o pone a llorar

Ciertamente, no es una pregunta fácil de responder y es porque el ingreso al jardín infantil es un hito no solo en la vida del niño o la niña, sino también para su familia. Es un proceso no exento de dificultades, ya que no es uniforme y no siempre se da de una manera “ideal ni sencilla”, es por esto que todas las alternativas mencionadas anteriormente son posibles y esperadas.

Lo que le pasa al niño/a…

Las diversas manifestaciones que el/la niño o niña puede expresar en su relación con el jardín infantil, se pueden explicar por una parte a partir de las propias características de la etapa del desarrollo en que se encuentre (lactante o párvulo).

En este sentido es importante considerar que los niños y niñas pueden presentar reacciones de ansiedad al momento de separarse de sus padres o adultos cuidadores a través de señales de temor, cautela o timidez frente a extraños; el cambio de rutina también puede provocar sensaciones de inseguridad o inestabilidad, lo que a nivel emocional se puede expresar en llanto, irritabilidad o cambios en hábitos ya adquiridos.

Todo lo anterior, obedece a una forma distinta de la usada por los adultos para “comunicar” sus emociones y pensamientos y que es el lenguaje corporal. A su vez, algunos niños y niñas vivencian esta experiencia como una suerte de abandono, pues les es complejo aún comprender algunas nociones de espacio y tiempo, razón por la cual la separación es vivenciada de manera angustiante ya que no saben por cuánto tiempo ésta se va a extender (no han desarrollado aun la capacidad para entender el concepto de “transitoriedad”).

Lo que le pasa a los adultos

Por otra parte estas sensaciones de inseguridad, ansiedad e incertidumbre- que son esperables- muchas veces se agudizan a partir de la forma en que los adultos abordamos este proceso y qué le transmitimos a niños y niñas, por ello es que muchas veces la adaptación al jardín infantil se ve interferida más bien por la reacción del adulto que por las naturales expresiones de niños y niñas frente a algo nuevo en sus vidas.

Un ejemplo de ello es cuando no hemos anticipado al niño/a que comenzará a asistir al jardín, lo que implicará esto en su rutina diaria (a qué hora se levantará, con quién se quedará, por cuánto tiempo, etc.) y qué podría llegar a sentir al separarse por primera vez de sus padres. Otro ejemplo es cuando frente a la angustia del niño o niña, no nos despedimos y nos vamos sin que se de cuenta, suponiendo que no lo va a notar. Con lo anterior, sin quererlo, reafirmamos la sensación en el niño o niña de no entender y/o de desconfiar de la situación; con esta “huida” no le damos la posibilidad de expresarnos las sensaciones que le surgen respecto a la despedida y dejamos esa responsabilidad a un adulto que aún no es significativo para el niño o niña. Como padres además, perdemos la oportunidad de estar presentes para acoger, consolar, explicar y ayudarle a incorporar esta nueva experiencia.

Entender que somos quienes podemos ayudar al niño o niña a elaborar esta experiencia de una manera saludable y enriquecedora, nos permite reparar en la importancia -no solo de los gestos y actos- sino también del discurso que sostenemos como familia respecto al ingreso al jardín infantil.

En este sentido, a veces entregamos a niños y niñas explicaciones del “por qué se debe ir al jardín infantil”, que se basan en las necesidades del mundo adulto y que resultan muy abstractas, difíciles de comprender y asimilar para ellos, por ejemplo: “los papás van al trabajo y los niños al jardín”; “si no vas al jardín yo no puedo ir a trabajar y si no trabajo, no te puedo comprar las zapatillas ni los dulces que te gustan…”; “tienes que ir al jardín para estudiar, para que vayas al colegio…”; “todos los niños van al jardín, así que tu también”; “ya eres grande, tienes que ir al jardín” razones que tienden a invisibilizar al niño o niña y sus necesidades, planteando motivaciones que tienen sentido para el adulto, pero no para el niño o niña porque ellos viven en el aquí y ahora, centrados en sí mismos y le es difícil proyectarse, ponerse en el lugar de otros y visualizar el “beneficio” que esto traerá en el futuro.

Sería deseable entonces que les mostráramos los beneficios de esta nueva etapa transmitiéndoles por ejemplo: “en el jardín puedes jugar con niños de tu misma edad”; “en el jardín hay muchos juguetes y materiales entretenidos que no están en casa”; “puedes aprender canciones y juegos nuevos con las tías y los demás niños”; “en el jardín puedes aprender cosas que yo no sé o no puedo enseñarte en la casa…”, etc.

La adaptación, un proceso permanente

Ahora bien, las manifestaciones o reacciones emocionales mencionadas al comienzo, pueden darse al inicio del proceso de ingreso al jardín infantil, pero también pueden darse a lo largo del año. En este sentido cabe hacer una distinción, y es que muchas veces cuando estas reacciones se dan en períodos que no coinciden con que el niño/a haya estado ausente por periodos largos de la rutina del jardín (vacaciones, enfermedades, etc.), pueden deberse a cambios o crisis que se estén suscitando al interior de la familia y que se expresan en este contexto, por ejemplo separación de los padres, enfermedad de algún familiar, nacimiento de un hermanito, cambios de casa, entre otras.

Es, a propósito de la estabilidad que requieren niños y niñas, y de lo sensibles que son a los cambios en sus rutinas de vida (propias de la etapa del desarrollo), que estas vicisitudes pueden reeditar sensaciones vividas en el proceso de adaptación al jardín, o bien presentarse por primera vez, donde el niño o niña expresa y manifiesta desconcierto, preocupación y el anhelo o nostalgia del espacio que brinda la contención familiar.

¿Cómo podemos favorecer el proceso de adaptación?

Si bien la “aparición” de reacciones no habituales o “síntomas” resulta inquietante y a veces difícil de abordar para el adulto, es muy importante destacar que SIEMPRE es saludable que el niño/a encuentre espacios para su expresión emocional, independiente de cómo se manifieste (llanto, pataletas, retraimiento, etc.), ya que da cuenta de que el niño/a es conciente, está conectado y siente que puede expresar lo que le pasa frente a estos cambios y a pesar de que esto a los adultos nos complique, somos los convocados a contener y tolerar estas manifestaciones, pues dentro de todo, podemos recibirlas como un potente y elocuente gesto de confianza.

A la luz de todo lo anterior, parece importante entender y asumir que como adultos responsables de nuestros hijos e hijas, debemos estar atentos y observando permanentemente sus comportamientos y reacciones, ya que esto nos dará las señales de lo que ellos están vivenciando. Este registro debiese permitirnos identificar que al menos algo necesita de nosotros, por lo que espera una respuesta a esta necesidad, que casi siempre involucra contener, escuchar y ayudar a encontrar formas de incorporar experiencias nuevas. En este sentido, el reto, la desesperación, el ignorar, la radicalización, el presionar, el comparar, el desborde de los adultos, etc. sólo aumentan la sensación de desconcierto en el/la niño/a, sin saber nuevamente qué hacer con lo que les pasa, pero además sintiéndose responsables por lo que le ocurre al adulto que ellos tanto quieren.

Es por esto, que parece necesario también tener en cuenta qué nos pasa como adultos frente al proceso de separación con nuestros niños/as, ya que muchas veces ésta es la primera vez que nos alejamos de ellos por un tiempo. Independiente de las convicciones y razones para tomar esta decisión, es natural que como adultos nos veamos afectados por la separación, siendo esperable sentir culpa por dejarlo, miedo o dudas frente a sus cuidados, pena y/o preocupación por sus reacciones. Tener conciencia de que nos pasan cosas nos permite -por una parte- empatizar con el proceso de nuestro hijo y -al mismo tiempo- reconocer estas sensaciones nos permite diferenciarnos del niño o niña, lo que facilitará abrir el diálogo de las emociones que nos van surgiendo con él o ella. Por ejemplo “ yo entiendo que te da pena ir al jardín porque sientes que vas a estar solo allá y yo me quedo con tu hermanito, nosotros también te vamos a echar de menos, pero nos pone contentos saber que vas a jugar con tus amigos, que lo puedes pasar bien, y que en la tarde nos juntamos de nuevo”.

Así mismo es importante mirar cómo estamos al momento de llevar al niño o niña al jardín infantil, no sólo regular lo que le digo, sino también tomar conciencia de lo que nuestro cuerpo está manifestando, ¿estoy tenso/a?, ¿acelerado/a? ¿voy con pena? de tal manera de no dar mensajes confusos y poder regular nuestras emociones a través de reconocer lo que nos pasa. Por ejemplo “te voy a dar un último besito antes de irme, sé que te da pena y a mí también me da pena dejarte triste, a lo mejor con un buen abrazo se nos pasa más rápido”.

Invitamos a la reflexión sobre este hito en el desarrollo de los/as niños/as en nuestra cultura, pues es un primer paso en el camino hacia la socialización más allá de los límites de cada familia, con todo lo que ello implica en términos de autonomía (relacionarse con otros en ausencia del adulto significativo, destacar por sí mismo, hacer elecciones, tomar decisiones, resolver conflictos, plantear opiniones, etc.).

Pero sobre todo, invitamos a reflexionar sobre la importancia de una constante observación y auto observación, esto nos puede dar luces de cómo nosotros nos estamos involucrando en este proceso, asumiendo que no es algo que sólo compete al niño/a y que nuestro actuar puede facilitar esta experiencia al ofrecer espacios seguros, claros y confiables para la expresión emocional. Al observar de manera activa, reconocemos al/la niño/a como un/a otro/a, con ritmos, características, necesidades y expresiones propias que aún cuando sus reacciones tengan estrecha relación con lo que le sucede al adulto, es importante detenerse y evaluar qué necesita el/la niño/a y qué necesita el adulto, estableciendo así una relación de respeto y acompañamiento, propios de una crianza bientratante y abierta al aprendizaje.

Conflictos entre niños

 

Los adultos generalmente evitamos los conflictos, ya que en la mayoría de los casos nos parecen algo negativo. En otras ocasiones es necesario o inevitable enfrentarlos, y en esas circunstancias solemos contar con las herramientas necesarias para resolverlos, ya que por ejemplo, hemos aprendido a controlar nuestras emociones, sabemos solicitar apoyo, o llegar a acuerdos. De similar manera, en los niños y niñas los conflictos también suelen darse con frecuencia, sin embargo ellos no han adquirido algunas de las herramientas necesarias para poder enfrentarlos o resolverlos de forma satisfactoria, por lo cual en ocasiones es necesario que cuenten con nuestro apoyo para superar esos momentos difíciles y aprender de ellos.

Pensemos en dos niños, Amalia y Rubén. Ambos primos de alrededor de 4 años juegan en la casa de Amalia con los juguetes de ella. A ratos juegan solos, en sus movimientos y palabras se los puede ver y oir fantaseando, alegres y disfrutando del momento. A los pocos minutos inventan juntos un juego, crean roles, construyen escenarios imaginarios, representan personajes. En uno de esos juegos Rubén toma una de las muñecas de Amalia y la usa como una espada. Amalia, molesta porque Rubén ocupó así una de sus muñecas favoritas, le grita y le pega un manotazo. Rubén llora, la empuja y ambos lloran.

Volviendo al origen de los conflictos podríamos suponer que acá ocurrió lo siguiente: Rubén no sabía que esa era una de las muñecas preferidas de Amalia, y por lo tanto no podía suponer que Amalia se iba a enojar por que él la usara como espada. Por su parte Amalia creyó que Rubén estaba siendo descuidado con una de sus muñecas favoritas, y que la podía romper jugando así con ella. Así, el jugar de esa manera con la muñeca fue evaluado de distinta manera por los dos, en uno esto provocó alegría y en el otro molestia, por lo cual se generó el conflicto.

En este punto es importante tener en cuenta que los niños y niñas en muchos casos son capaces de solucionar los conflictos por sí solos, a traves de los recursos con los que cuentan y generando acciones autónomas. De esta forma es importante permitirles generar estas acciones y utilizar sus recursos, interviniendo como mediadores sólo cuando sus posibilidades de acción se vuelven insuficientes, y el conflicto permaneces a pesar de sus intentos, o se intenta resolver a través de conductas que puedan causar daño al otro.

Una de las acciones que podemos hacer para colaborar a que los niños y niñas adquieran herramientas que los ayuden a resolver sus conflictos es ayudarlos a identificar sus propias emociones. Así, en el caso de Ruben y Amalia es importante preguntarles que les ocurrió o sintieron en base a lo sucedido, y si no pudiesen expresarlo podríamos ayudarlos diciéndole por ejemplo “¿te enojaste con Rubén porque el usó como espada tu muñeca favorita?”. Y a su vez a Rubén le podríamos decir “parece que te asustaste con el grito de Amalia” o “parece que no te gustó que Amalia te pegara”.

El poder darnos cuenta cuándo y por qué estamos con pena, enojados, cansados, ansiosos, etc. es una herramienta muy importante para anticipar nuestras reacciones, y poder identificar también las emociones de los otros, lo cual entrega mayores posibilidades de acción y solución en las situaciones conflictivas.

De similar manera, otra forma de mediar en los conflictos y entregar herramientas emocionales a los niños y niñas es ayudarlos a identificar las consecuencias emocionales que sus actos generan en los otros. Así, en el caso de Rubén y Amalia, podríamos haberle preguntado a Rubén: “¿Qué crees que le pasó a Amalia?, y si él no puede identificar la emoción ayudarlo a través de apoyos como “Ruben, esa es la muñeca preferida de Amalia, y ella se enojó porque creyó que tú la podías romper…”. Por su parte, a Amalia le podriamos decir “Amalia, Rubén no sabía que esa era tu muñeca favorita, ¿Qué crees que sintió cuando le gritaste?…”. Este simple acto de traducir hechos a emociones, pensamientos o creencias, ayudará a que los niños vayan siendo capaces de anticipar ciertas reacciones y a identificar cuando posibles actos suyos puedan generar conflictos con otros.

El efecto que esto irá teniendo en los niños y niñas será sumativo, y permitirá que poco a poco niños y niñas aprendan a identificar sus emociones y a expresarlas de otras formas que no sean dañinas o agresivas hacia los otros, como por ejemplo, diciendo “no me gusta!” en vez de pegar un manotazo. Así, lo que se busca no es invalidar o reprimir la expresión de una emoción, sino que reconocerla y enseñar que esa emoción puede expresarse de distintas formas.

Este cambio en la forma de expresión es otra herramienta muy necesaria para resolver un conflicto, en la medida que niños y niñas van adquiriendo otras alternativas más asertivas para manifestar sus emociones, que permitan la descarga pero que no causen daño a otros. Para esto es muy importante que los adultos sirvamos como modelos de acción, mostrándoles con el ejemplo como poder expresar una emoción de forma que nos ayude a sentirnos mejor, sin agredir a otros.

Por lo tanto, es necesario que como adultos mantengamos la calma en esos momentos, y que les expresemos claramente lo que esperamos de ellos. En este mismo sentido es de gran relevancia que seamos coherentes, y no actuemos de manera distinta a la que decimos. Si nosotros agredimos a otros -o a ellos- cuando estamos enojados, niños y niñas aprenderán a agredir cuando lo estén, y generalmente el efecto de ver una conducta tiene un impacto mucho mayor en los niños y niñas que sólo las palabras.

Así por ejemplo, le podríamos haber dicho a Amalia “…te enojaste con Rubén, pero sabes, cuando uno está enojado no es bueno pegar, porque al otro le duele. ¿Te parece que cuando estés muy enojada en vez de pegar le digas: No es una espada!, y vayas donde mí y me cuentas lo que pasó para que te ayude?”. A su vez, a Rubén le podríamos decir: “Sé que no te gustó que Amalia te pegara, pero cuando eso pase no la empujes, dile NO y le pones la manito así (haciendo la señal de pare). Si ella sigue, vienes donde mí para que te ayude”.

Por último, es necesario que luego de un conflicto podamos ofrecer acciones de reparación de éste. Esto quiere decir que podamos ayudar a niños y niñas a reconciliarse, a superar ese momento difícil y que puedan volver a disfrutar de la compañía mutua, ambos habiéndose sentido escuchados, contenidos, y que se respetaron sus opiniones y emociones. Así es importante que les preguntemos qué necesitarían para pasar por ese momento difícil, qué es lo que les gustaría que el otro hiciera, y/o qué podrían hacer ellos para estar mejor.

De esta manera podríamos decirle a Amalia “¿Que te gustaría que hiciera Rubén para que se te pase la penita?” O “¿qué podríamos hacer para ayudar a Rubén, que está asustado?”. En este punto hay que ser muy cuidadosos de no obligar a niños y niñas a hacer cosas que no les hacen sentido o no necesitan, y que pueden tener el efecto contrario al esperado, como generar más rabia o pena. Así, hay que ser muy respetuosos de sus capacidades, opiniones, tiempos y necesidades, no pidiéndoles cosas que no pueden hacer, no quieren o no necesitan.

Todo esto ya que muchas veces es el deseo, interés, o forma de vivenciar adulto, el que prima en la forma en que los padres intervenimos cuando los niños y niñas tienen conflictos entre ellos. Nos gusta que los niños y niñas “se porten bien”, “sean obedientes”, “generosos”, y les pedimos o exigimos que actúen en base a estas expectativas nuestras, pero que no están acordes con las capacidades o necesidades de ellos, exponiéndolos por lo tanto a más estrés del que el conflicto ya generó.

De esta manera podemos ver como los conflictos, que generalmente son percibidos como algo indeseable o negativo, pueden convertirse en algo positivo, en una oportunidad de fomentar el desarrollo de nuestros hijos, fortaleciendo además el vínculo que tenemos con ellos.

Al ayudarlos a enfrentar un conflicto de las formas que hemos visto, fomentamos en ellos un desarrollo emocional que será un gran recurso en su vida, ayudándolos a prevenir dificultades y entregándoles las herramientas para afrontarlas. A su vez, fortalecemos el vínculo afectivo con ellos, al convertirnos en figuras que entregan calma, seguridad, comprensión y apoyo en los momentos difíciles, lo cual es la clave para el desarrollo de un apego seguro, y el establecimeinto de relaciones sanas y satisfactorias.

Juego de niños

Muchas veces escuchamos a los adultos declarar que su hijo o hija “solamente va a jugar al jardín”, ¡y eso es lo correcto! Como adultos debemos fomentar el juego y no menospreciar esta actividad que es central en la vida de cualquier niño y fundamental para su desarrollo futuro. Porque en Integra conocemos los beneficios del juego, con orgullo podemos afirmar que los niños y niñas que asisten a nuestros más de 1000 jardines infantiles y salas cuna juegan cada día cerca de 7 horas.

En Integra, como educadores, sabemos que el juego es la forma espontánea y más potente para el aprendizaje en la primera infancia. Cada día vemos sus positivos efectos: ayuda a niños y niñas a fomentar la comunicación, sociabilidad, creatividad, imaginación y trabajo en equipo. Asimismo, los desafía y les da la posibilidad de demostrar y expresar sus emociones, necesidades y habilidades, ayudándolos a desarrollar un concepto positivo de sí mismos, a quererse y aceptarse como son, además de entregarles la posibilidad de opinar e interactuar con otros pares y adultos.

Es más: en 2014 le preguntamos a 2.347 niños y niñas de todo el país qué es lo que más les gusta de su jardín infantil, y el 53,2% respondió jugar. De ahí la importancia de que niños y niñas asistan a la educación parvularia, ya que en sus hogares muchos de ellos dedican sus horas a realizar labores domésticas o acompañan a sus padres y madres en sus trabajos en vez de jugar en espacios de respeto y buen trato, como lo son nuestros jardines infantiles y salas cuna, donde se promueven los derechos de niños y niñas; viven al máximo experiencias de aprendizaje a través del juego en un entorno protegido.

Jugar es un derecho infantil reconocido en la Convención sobre los Derechos del Niño y el mejor método para que niños y niñas aprendan. Reforzamos la idea de jugar más para que alcancen el máximo desarrollo de sus potencialidades y así transformen el mundo y hagan de Chile un país más inclusivo, justo y solidario.