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Región de Atacama

Niños y niñas al rescate del medioambiente

A través de diversas experiencias educativas los niños y niñas del jardín infantil Arenitas de Atacama de Integra aprenden sobre el cuidado y conservación del medio ambiente.
Por : | 13 Diciembre 2016
Niños y niñas al rescate del medioambiente

Basta con ingresar al jardín infantil Arenitas de Atacama para apreciar la preocupación por el cuidado del medio ambiente y el valor de la sustentabilidad que existe en ese lugar. Ubicado en población Claudio Arrau de la comuna de Caldera, este establecimiento, perteneciente a Integra Atacama, cuenta con un sello educativo ecológico, que se incorpora de manera transversal en los aprendizajes de todos los niños y niñas que allí se atienden.

Aquí no sólo se encuentran lápices de colores, pinturas y material didáctico, sino que además plantas, material reutilizado con fines educativos y espacios físicos educativos construidos también con material de desecho. Así lo relata Paulina Montero, directora del establecimiento, quien cuenta que “generamos tres líneas de trabajo: la reutilización del agua, la reutilización de residuos con fines educativos y una huerta donde trabajamos procesos como el compostaje y la lombricultura. Aquí los niños experimentan y conocen cómo al sembrar una semilla van ver a crecer un producto que van a consumir o cómo pueden disminuir la contaminación a través de la reutilización y reciclaje”.

Se trata de un trabajo de más de dos años, que incluyó la búsqueda del sello educativo del establecimiento. Al respecto, Paulina Montero relata que “cuando comenzamos con la creación de nuestro Proyecto Educativo Institucional (PEI) nos dimos cuenta que a través del tiempo siempre se pensó que este jardín infantil fuera un espacio verde y que nuestro trabajo se había enfocado permanentemente en que los niños pudieran tener contacto con su entorno y aprendieran sobre el cuidado de la naturaleza”. Además, la educadora cuenta que en antaño “los equipos siempre tuvieron contacto con una entidad asociada al cultivo de ostiones que les donaba las cajas que ya no utilizaban, entonces con estos elementos se generaba material y espacios para los aprendizajes en los niños y niñas”.

Pequeña fuerza ambiental

Dentro de las acciones implementadas en torno al PEI se encuentra el periodo “pequeña fuerza ambiental”, donde los niños y niñas aprenden y desarrollan conciencia ecológica a través de diversas experiencias educativas.

 

A esto se agrega la posibilidad que entregan los ambientes educativos construidos con desechos donde se refuerzan otros aprendizajes. “El transformar residuos en espacios educativos nos permite tener un tercer educador, donde trabajamos la identidad local a través de espacios como el muelle donde potenciamos el núcleo de grupos humanos, por ejemplo”, cuenta Paulina Montero.

El jardín ecológico

Es este enfoque el que atrae a las familias a querer ser parte de esta comunidad educativa. Susana Michea, relata que “los padres vienen a inscribir a sus hijos a este jardín infantil porque lo reconocen por el sello educativo ecológico y porque desean que los niños aprendan esto”.

Es el caso de Ariana Araya, quien hace un año matriculó a su hija en el jardín infantil y actualmente valora lo que aprende. “Es muy importante para mí porque aparte de lo que uno puede hacer en casa, se refuerza acá en el jardín el tema del reciclaje, del cuidado de los animales, de las plantas, etc. Mi hija menciona en casa conceptos de reciclaje, también sabe sobre cuidado de las plantas, las riega y reconoce sus partes, todo eso se lo han enseñado en el jardín”, expresa.

Estrecha alianza con las familias y la comunidad

Además de valorar el enfoque con que se trabaja con los párvulos, las familias participan activamente de la implementación del Proyecto Educativo Institucional. Es el caso de German Vargas, apoderado y monitor de áreas verdes, quien cuenta que “yo vengo del sur y tengo harta experiencia con el trabajo de la tierra, he hecho capacitaciones a las tías del jardín infantil sobre los tipos de suelo, de una forma práctica y experimental”. Agrega que “me siento orgulloso de poder tener a mi hija a en este jardín porque hay muchos niños de Caldera que nunca han visto crecer una planta de tomates. Estas experiencias hay que fomentarlas para que nuestros hijos tengan el privilegio de poder ver y experimentar el crecimiento de un fruto y también ir creando desde niños una cultura de reciclaje y de conciencia ecológica”.

Y no sólo la familia ha aportado este proceso, también el jardín se ha vinculado con diferentes actores de la comunidad, además de instituciones y organismos asociados esta temática para potenciar su Proyecto Educativo Institucional.

Aprendizajes enriquecidos con una mirada ecológica

Este enfoque no sólo ha permitido generar un desarrollo integral en los niños y niñas mediante la responsabilidad por el cuidado y conservación del medio ambiente, sino que además ha potenciado los aprendizajes esperados según la edad de cada uno de ellos.

Nicolle Torres, jefa del departamento Educativo de Integra Atacama, señala que “en función del sello pedagógico, el jardín infantil ha aumentado la progresión de aprendizajes de los niños y niñas respecto al año anterior (2015) en los núcleos de seres vivos, grupos humanos, razonamiento lógico matemático y ejes de aprendizajes de expresión creativa, apreciación estética, lenguaje oral, iniciación a la lectura y escritura en un 11.8%”.

 

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