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El milagro de la inclusión

La llegada de Izan, de 4 años, quien tiene Síndrome de Down, ha promovido en el jardín infantil Coelemu el valor de reconocer la diversidad como una fuente inagotable de aprendizajes.
Por : | 24 Marzo 2017
El milagro de la inclusión

Izan tiene 4 años y corre feliz por el patio de su querido jardín infantil “Coelemu” de la misma comuna, sus compañeros toman su mano y emprenden rumbo a universos desconocidos y batallas de héroes que solo su imaginación puede hacer realidad. Ninguno de ellos se pregunta por qué Izan corre más despacio o por qué no habla como los demás, para ellos solo importa jugar y ser felices.

Cuando Marisela Albornoz, mamá de Izan fue al hospital a dar a luz a su esperado hijo, se enteró de que tenía Síndrome de Down: “Las primeras horas fue mi marido quien estuvo con él, en un principio fue frustrante, no me esperaba lo que pasó, yo sentí rechazo, el apego lo tuvo con el papá, simplemente yo no podía estar con él”. Izan fue traslado de urgencia al tercer día al hospital de Talca, donde estuvo internado un mes debido a problemas cardiacos. Marisela estuvo con su hijo día y noche, fue entonces que se dio cuenta que tenía que salir adelante con él y que un mundo sin barreras y aceptación era posible.

A los 6 meses, Izan entro por primera vez a un jardín infantil Integra. Ahí lo recibió Paulina Candia, directora del establecimiento “Izan es nuestro vecino, cuando supimos de él, invitamos a la familia a conocer el jardín infantil, conversamos con la mamá para que integrara a su hijo. Cuando Izan llegó fue una inyección de energía para el equipo educativo, nos enriquecemos. Ha sido un desafío que hemos ido de a poco superando. Hoy Izan disfruta de grandes los logros; controla esfínter, ha mejorado su comunicación, aprendió a caminar y a integrarse con sus compañeros”. La llegada de Izan ha promovido en el jardín infantil Coelemu el desafío de la inclusión.

El compromiso de una región

En el año 2016, la región atendió a 10 niños y niñas con Síndrome de Down, cuya necesidad educativa permanente corresponde en su totalidad a algún tipo de rezago intelectual. Para hacernos cargo del desarrollo e integración de estos niños (as), se siguen los lineamientos entregados por la Política de Calidad Educativa de Integra, donde se garantiza el derecho a los niños y niñas a recibir una educación parvularia de calidad, en ambientes de convivencia bientratantes, a través de personas y equipos multidisciplinarios, que realizan intervenciones planificadas en conjunto con el equipo educativo del establecimiento y profesionales de la oficina regional.

A esto se suma el convenio firmado en 2014 con Senadis (Servicio nacional de discapacidad), que permite conformar una dupla psicosocial que interviene en los jardines infantiles priorizados según la cantidad de niños y niñas en situación de discapacidad y/o rezago del desarrollo.

Ángela Fernández, jefa del departamento de educación nos define el valor que tiene el trabajo que realiza Integra con los niños y niñas con Síndrome de Down “Desde la perspectiva del enfoque territorial, específicamente desde el profesional de inclusión, el principal valor es reconocer la diversidad como una fuente inagotable de aprendizajes y esa diversidad se observa también en las características fisiológica que tiene los niños y niñas. Desde esa perspectiva, un niño en condición de discapacidad, desde el Síndrome de Down, cuya condición es permanente nos invita a la posibilidad de reconocer aprendizajes para todos nosotros y para los equipos, desarrollando a través del ejercicio concreto de la inclusión, aprendemos a ser todos nosotros más inclusivos y hacemos el ejercicio de incorporarlo como una condición permanente con los niños y las niñas, porque finalmente quien observa la diferencia somos los adultos”.

Todos y todas formamos parte del cambio

“Todos los ejercicios de estimulación que son programados para Izan, se integran en la planificación educativa del nivel y es transversal para todos los niños, quienes acompañan realizando cada uno de los ejercicios que el equipo enseña, de tal manera que Izan se sienta acompañado”, explica Paula Arévalo, Profesional de Inclusión de Integra Biobío.

Llega la hora de almorzar e Izan sigue riendo con sus amigos y con “el Gary”, como llama a su papá, quien agradece la ayuda que les ha brindado el equipo educativo del jardín infantil Coelemu; “son las tías quienes les enseñaron a comer solo, a sentarse en la silla y a dejar los pañales; Marisela y yo reforzamos en la casa, pero son ellas las que durante todo el día sacan lo mejor de nuestro hijo”.

Marisela, Gary e Izan son uno de muchos ejemplos donde la inclusión se hace presente en el día a día.