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De la Patagonia a Roma, un viaje por la educación de calildad

Gladys Virginia Pérez, educadora de párvulos (infantil) y finalista del Global Teacher Prize Chile 2019, nos cuenta cómo ella, sus estudiantes y su comunidad, se preparan para vivir una experiencia sin precedentes en el país.
Por : | 26 Noviembre 2019
De la Patagonia a Roma, un viaje por la educación de calildad

Texto gentileza Elige Educar

Cuando la educadora de párvulos Gladys Virginia Pérez le contó a sus estudiantes que viajarían a Roma, ellos empezaron a saltar y a gritar: “¡nos vamos de viaje!, ¡nos vamos de viaje!”. Después, se quedaron en silencio y preguntaron dónde quedaba Roma… una pregunta muy lógica, teniendo en cuenta que estos niños viven en Puerto Guadal, un pequeño pueblo en el sur de Chile ubicado a miles de kilómetros de Italia. Es, en este rincón de Chile, donde Gladys Virginia, más conocida como Vicky, hace clases a los niños del Jardín Infantil El Paraíso. El viaje a Roma que tanto emociona a los niños es una realidad que se concretó gracias a un proyecto que Vicky desarrolló con sus estudiantes durante todo un año.

Todo partió con el sueño de una de las niñas del jardín; en su sueño ella volaba sobre su comunidad y veía cómo la contaminación invadía la localidad.

“Con ese sueño comenzamos a desarrollar iniciativas para concientizar a la población y generar un cambio profundo en Puerto Guadal, las cuales fueron plasmadas en un libro que los mismos niños y niñas desarrollaron, tanto en sus diálogos como en sus imágenes. Este libro se llamó La niña que vuela”, cuenta Vicky. Al conocer el proyecto de La niña que vuela, Design for Change –un movimiento global que fomenta la mentalidad del “yo puedo”–, invitó al jardín a participar en una cumbre que se llevará a cabo en la capital de Italia.

Esa es la razón por la que el viernes 22 de noviembre, Día de la Educación Parvularia y del Educador de Párvulos, Vicky y 9 personas más, viajarán a Roma desde la Patagonia para vivir una experiencia sin precedentes y evidenciar los alcances y la importancia de la educación inicial.

En el grupo que acompaña a la educadora hay dos niñas: Trinidad y Juanita, y dos niños: Ricardo y Mateo. Cada uno de ellos viaja con un familiar.

Trinidad viaja con su abuelita, Juanita con su papá, Ricardo con su mamá y Mateo viaja con su papá. A la comitiva se suma también Sofía, técnico en educación parvularia. “Este viaje nos abre un mundo. Vamos a conectar el pasado con las preocupaciones de hoy, ya que Roma es una ciudad histórica, donde existe la evidencia de la inspiración humana. Y será impresionante el poder conocerlo, verlo y vivirlo junto a las familias, niños y niñas”, cuenta la educadora. Pero la noticia del viaje a Roma no sólo despertó grandes emociones, también implicó mucha preparación y gestión por parte de toda la comunidad. El primer paso, fue responder la pregunta de los niños: dónde queda Roma.

“Comenzamos diciéndoles que Roma está muy lejos y que es un lugar muy hermoso. Trajimos el globo terráqueo, lo observaron y buscaron el lugar. Luego les mostramos unos videos del país, de su gente, también una app que mostraba el recorrido en avión desde Chile a Roma con una flecha que se iba moviendo”, narra Vicky. Después de un poco de geografía llegaron otros desafíos, entre esos, recaudar millones para el viaje, aprender un poco el idioma, conocer la cultura y las tradiciones del lugar. “En lo logístico ha participado mucha gente, no solo de la comunidad sino de diferentes instituciones, autoridades comunales y de todo Chile. Por lo mismo, hemos realizado diversas actividades. Por ejemplo, presentamos nuestro proyecto en diferentes lugares en la comunidad, en Chile Chico, en Coyhaique; también visitamos diarios regionales y radios. De esta forma mucha gente se ha involucrado”, explica la educadora.

Los niños también han participado activamente del proceso realizando cosas como cápsulas radiales.

En éstas, ellos conversan, cuentan cómo van sorteando ciertas dificultades y hablan en Italiano, mostrando a la comunidad cómo han ido aprendiendo el idioma. La comunidad ha disfrutado mucho estas cápsulas y por lo mismo, durante todo el año han estado expectantes esperando su partida. Es un logro que se ha convertido en un sueño hecho realidad para todos, por eso, las expectativas son enormes en todos los niveles.

“En lo personal creo que será un encuentro de fraternidad en el que la diversidad nos sorprenderá y nos unirá a todos. Habrá niños, niñas, adultos y jóvenes, todos unidos bajo un mismo objetivo. Y eso es lo increíble, cambiar la conversación en el ámbito de la educación y conseguir que el mundo adopte el modelo como el ADN del cambio”, explica Vicky. “Además, llegando de este viaje, voy a tener la oportunidad de replicar todo lo vivido, en todos los jardines de Junji, en todo Chile. Entonces, imagina lo maravilloso que va a ser el poder contar lo que vivimos junto a la familia, junto a los niños y las niñas”, agrega.

Además, para esta educadora, es un encuentro clave para poner a la educación inicial en el nivel que merece.

“Otra gran expectativa es el hecho de poder mostrar al mundo lo importante que es la educación inicial, esta etapa maravillosa, la etapa más importante en el desarrollo del ser humano. En cuanto a los niños, ellos hablan de querer contar su proyecto, de querer hablar acerca de su Puerto Guadal. Eso es lo que más los mueve, además de saber, de llegar a entender, de conocer otras historias tan maravillosas como las de ellos”, dice Vicky sobre lo que esperan sus estudiantes del viaje.

Ser una soñadora: esta ha sido la clave de esta gran educadora y finalista del Global Teacher Prize Chile 2019. Pensar en grande y sobre todo, pensar como piensan los niños, le ha permitido no solo enseñar diferente, sino alcanzar metas como esta. Además, Vicky asegura que para ella ha sido trascendental creer que todo es posible y sobre todo, transmitir esa creencia a los estudiantes, a sus familias, a la comunidad.

“Creo firmemente en educar en comunidad, sin excluir a nadie. Y cuando digo a nadie no solo hablo de los estudiantes, también me refiero a las familias, a la comunidad, a todo aquel que quiera participar en aportar con ideas. Creo firmemente que el trabajo dividido multiplica los resultados y asegura, en cierta medida, los logros. Creo en aprender a volar junto a ellos. Entonces, de esa forma, podemos lograr lo que soñamos y llegar tan lejos como este jardín, como nuestra gente”, concluye.

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