“Sueño con un Chile que valore y proteja la infancia”
Marcia Olhaberry es psicóloga y licenciada en psicología de la Universidad Chile y Doctora en Psicoterapia de la Pontificia Universidad Católica de Chile y de la Universidad de Heidelberg. Actualmente, forma parte de los claustros académicos del Programa de Doctorado en Psicoterapia y del Programa de Magíster en Psicología Clínica UC. Es la representante de la Sra. Marcela Cornejo Cancino, Directora de Escuela de Psicología de la UC, en Consejo Nacional de Fundación Integra.
Como consejera, Marcia señala que puede compartir conocimientos desde su disciplina, principalmente, desde la mirada de la salud mental, el desarrollo, la parentalidad y los vínculos tempranos.
Desafíos en torno a las infancias: “Generar condiciones laborales adecuadas y de formación continua para quienes trabajan directamente con niños/as, otorgando el valor que estas labores tienen para toda la sociedad”.
¿Cuáles cree que son las funciones más relevantes que cumplen los consejeros y consejeras de Fundación Integra, pensando en el bienestar de niñas y niños?
El Consejo Nacional a los directivos de la Fundación Integra desde su trayectoria profesional y conocimiento basado en la evidencia. También contribuye a la toma de decisiones informadas en torno al diseño, implementación y evaluación del proyecto educativo. Otras funciones relevantes son: velar por la calidad de la educación preescolar desde una mirada integral, inclusiva y respetuosa de las necesidades infantiles y familiares; enfatizar la relevancia de las experiencias interaccionales y los contextos en que estas ocurren durante la primera infancia, y por tanto de la calidad de la educación preescolar, para el desarrollo y la salud mental infantil, así como para el retorno de la inversión que realiza el Estado (la evidencia muestra que es mayor en esta etapa que en etapas posteriores de la vida); promover en la toma de decisiones una mayor equidad y oportunidades desde la primera infancia, tanto para preescolares y sus familias como para quienes trabajan en la Fundación; contribuir a resguardar condiciones dignas de trabajo para quienes realizan labores de servicio, técnicas y profesionales en la fundación; y velar por procesos transparentes y ajustados a las necesidades de la Fundación y sus usuarios en las licitaciones y asignación de recursos.
¿Por qué es importante que exista el Consejo y qué valor le entrega al hecho que sea integrado por miembros con diferentes miradas (tanto del mundo académico, como representantes del Estado)?
Permite recoger miradas de la primera infancia y la educación preescolar desde distintas disciplinas, enriqueciendo la comprensión de esta etapa. Favorece, además, el diálogo entre la academia, la evidencia científica y las políticas públicas, intentando acortar la brecha entre “lo que se sabe y lo que se hace” en la educación de los/as niños/as entre 3 meses y 4 años.
“Sueño con un Chile que valore y proteja la infancia, que tome conciencia de los primeros años de vida como un “período crítico” que requiere atención y cuidados específicos”.
¿Qué importancia tiene para usted integrar este Consejo?
Lo considero una oportunidad para impactar positivamente desde el conocimiento de mi disciplina y mi trayectoria profesional, la toma de decisiones orientadas a asegurar una educación preescolar integral y de calidad para las niñas, niños y familias de menores ingresos en nuestro país.
¿Qué espera realizar como Consejo durante estos cuatro años?
Contribuir con conocimientos desde la psicología infantil y la evidencia sobre desarrollo y relaciones familiares tempranas para promover la calidad de la educación preescolar. También espero favorecer redes de colaboración entre académicos UC con experiencia en primera infancia y la Fundación.
¿Cómo sueña el Chile de las y los niños?, ¿cómo los consejeros/as y usted en particular, pueden aportar a realizar esa visión?
Sueño con un Chile que valore y proteja la infancia, que tome conciencia de los primeros años de vida como un “período crítico” que requiere atención y cuidados específicos, que logre desarrollar políticas de Estado que permitan definir objetivos a largo plazo y cambios sustantivos para los niños/as en educación, salud, calidad de vida y oportunidades, más allá de los intereses de cada gobierno durante su período de ejercicio.
Como consejera puedo compartir conocimientos desde mi disciplina, principalmente, desde la mirada de la salud mental, el desarrollo, parentalidad y los vínculos tempranos.
¿Cuáles son, a su juicio, los principales desafíos hoy en día en torno a las infancias?
Entre estos desafíos, se encuentran lograr mayor igualdad de oportunidades para todos los niños/as que viven en Chile en salud, educación y derechos básicos que permitan un desarrollo saludable y la expresión de sus potencialidades. Desinstitucionalizar la infancia vulnerada, generando programas de apoyo a las familias, con familias de acogida entre otras estrategias. La evidencia muestra que la institucionalización no da buenos resultados y favorece nuevas vulneraciones.
También, considero clave brindar mayor apoyo a los cuidadores primarios durante la crianza temprana, entendiendo que durante los primeros años se construyen las bases de los años siguientes y es muy difícil criar en contextos carenciados (bajos ingresos, empleos precarios, condiciones de vida desfavorables, bajo acceso a prestaciones en salud mental entre otros). Se requiere incluir la noción de trauma y transgeneracionalidad para comprender las dificultades y fallas de madres/padres que fueron en su infancia también niños/as vulnerados, que no recibieron apoyo y no pudieron elaborar sus propias historias.
Debemos avanzar en una mayor cobertura de atenciones en salud mental y creación de prestaciones desde el nacimiento en adelante incluyendo a los cuidadores primarios. La salud mental sigue siendo uno de los aspectos que hay que resguardar en infancia, por eso tenemos que visibilizar el sufrimiento psicológico de los niños/as y generar alternativas de atención diádica y tríadica junto a sus cuidadores. Tratar tempranamente permite cambio en tiempo acotado y la prevención de problemas de salud mental y del desarrollo de otros de mayor envergadura.
Finalmente, se requiere mayor inversión y cuidados durante el período periparto, dado que constituye un momento de alta vulnerabilidad tanto para el niño/a como para su madre y las/os cuidadores primarios, así como crear políticas de estado (a largo plazo) a favor de la protección, el cuidado y las condiciones necesarias para un desarrollo infantil saludable y generar condiciones laborales adecuadas y de formación continua para quienes trabajan directamente con niños/as, otorgando el valor que estas labores tienen para toda la sociedad.