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Recuerdo momentos de felicidad a la altura del suelo

Paloma Valdivia, ilustradora.
Por : | 01 Agosto 2016
Recuerdo momentos de felicidad a la altura del suelo

Ilustradora y autora de libros para niños como “Es así” y “Los arriba y los de abajo”, Paloma Valdivia es nuestra nueva invitada a viajar al Territorio Infancia.
-¿Cómo recuerdas la vida cuando el mundo no se extendía más allá de tus juguetes?
Recuerdo mi infancia como un lugar tranquilo y protegido. Los días eran más largos que los de hoy y evoco muchos momentos de felicidad a la altura del suelo, lugar que hasta hoy es mi preferido; en él jugaba, dibujaba y pasaba gran parte del día.

-¿Qué juguetes tenías, dónde se fueron tus juguetes?
Tenía una hermosa casa de muñecas que me regaló el viejito pascuero cuando tenía 4 años. Esa Navidad me quedé dormida después de la cena y la casa apareció a las 12 en el patio de mi casa. Para mí era enorme y hermosa. Adentro, estaban todas mis muñecas con ropa nueva, un costurero, una cocinita y todo un amoblado pequeño para jugar. Otro regalo sensacional fue la bota Matchbox, yo la deseaba mucho, la mañana de mi cumpleaños número tres, me entregaron una caja cuadrada muy grande, yo pensé que era una tele, (también la deseaba porque en mi casa no había), hasta el día de hoy es el mejor regalo que me han hecho jamás.

-¿Juego favorito, sola o acompañada?
Como no había muchos niños a mi alrededor, disfrutaba mucho jugando sola. Mi juego favorito era jugar con la “Bota Matchbox” y “La granja”. Juntaba los muñequitos de ambos, que eran más o menos del mismo tamaño y hacía un mundo. A veces, los personajes iban a la piscina, se trasladaban en carreta al baño y disfrutaban de un día de verano en el lavamanos.

-¿Qué olores y sabores recuerdas de esa época?
Todas las deliciosas comidas que hacía mi abuela Ana. Yo llegaba del colegio y desde el zagúan de la entrada ya sabía que había de comer por el aroma. Me acuerdo del olor a hielo que salía de las máquinas de helados cuando las abrían para elegir el mío (amaba los helados), el olor al patio recién regado y el de las piscinas y flotadores de plástico nuevos que antecedían el calor del verano. El olor de mi mantita, la tuve hasta como los 10 años y le ponía colonia en las puntas.

– Secretos que no le dijiste a mamá y/o papá
Una vez me robé un juguete de mi jardín, me lo metí en las pantys y lo traje a casa. El juguete originalmente había sido mío y lo habíamos donado al jardín. Pero al parecer no me gustó que lo usaran otros niños y lo tuve que traer de regreso a casa, volvió sin cabeza.

Jugaste con tierra, tomaste agua de la manguera…¿qué otras cosas hacías?
Coseché tomates, sandías, frutillas. Le corté el pelo a las muñecas y a mi abuela. Me puse zapatos de taco alto, jugué al rin rin raja, comí dulces, miré, leí y dibujé cuentos hasta que me dio hipo.

-Cuéntanos ese recuerdo mítico del que todos se acuerdan menos tú… (ese que tu mamá o tía saca a colación cuando le presentas a una amiga)…
El relato mítico es acerca del día en que mi abuelo Guille me mandó a la cocina a buscar un pan para el almuerzo. Él era muy irónico y yo no entendía su humor, como yo era la más chica me molestaba constantemente. Dicen que yo a mis tres años y después de mucha insistencia de su parte, me paré indignada y en silencio a la cocina y desde la puerta del comedor le tiré la marraqueta con tanta puntería que le llegó al medio del plato de sopa y lo salpicó entero. Nunca he vuelto a hacer algo así, aunque he tenido ganas.

-¿Recuerdas tu primer amor?
Sí, lo espiaba con binoculares. Era mi vecino.

-¿Cuáles son los pequeños grandes triunfos que recuerdes?
La verdad es que como era la más pequeña de casa me celebraban todo. Los cantos, los dibujos, los poemas. Sin embargo hay un recuerdo que cambió mi vida y para mí es un triunfo. El día que me pusieron lentes. Tenía 9 años y hasta entonces había visto el mundo como a través de un vidrio empañado. Nadie se había dado cuenta que yo era muy miope. Fue un día sensacional, vi como eran las flores, podía contar las tejas de los techos y me alucinaba que las cosas tuvieran un límite definido, desde ese día no he parado de dibujar el mundo.

-¿Qué súper poder te hubiera gustado tener?
Volar y hablar con los animales.

-¿Qué te daba miedo?
Muchas cosas, sobre todo la noche y las arañas, me imaginaban que saldrían de los rincones de debajo de mi cama. Por ello durante mucho tiempo separé la cama del rincón y dormí con guantes. También le tenía miedo a los ladrones, a los extraterrestres y a los militares, era una época complicada…por suerte mi mamá siempre me recibía en su cama.

-¿Te perdiste?
Una vez me dejaron adentro del auto mientras bajaban las bolsas del supermercado, deben haber sido 5 minutos, pero yo era bebé y se me hizo eterna la espera. Recuerdo que me dolía la garganta de tanto llorar y de alguna manera en esos pocos minutos tuve la sensación de abandono.

-¿Qué barrio, calle, edificio o balneario es el lugar de tu infancia?
Patronato, el Barrio Bellavista y el Cerro San Cristóbal.

-¿Cuál fue tu mayor travesura?
Una vez, una vecinita me invitó a su cumpleaños, vivía en la casa pegada a la mía. No me dejaron ir y yo me escapé. Tenía 5 años, fui un ratito, volví y nadie se dio cuenta.

-¿A qué personaje público invitarías a mirar con ojos de niño la realidad?
A Juan Carlos Bodoque, de 31 Minutos.

-¿Alguna pregunta para sumar a este cuestionario de Territorio Infancia?
Algún hecho sorprendente que recuerdes de tu infancia. En mi caso personal a los 6 años ví nacer un ternero, ese hecho marcó mi vida en muchos aspectos. También hablar acerca de alguna catástrofe natural que te haya tocado de infancia, Chile es un país que suele pasar por este tipo de fenómenos, creo que cuando lo compartimos y los niños ven que a todos nos pasó, puede bajar un poco la intensidad de nuestra propia experiencia.

-Alguna persona o personaje que te gustaría para Territorio Infancia…
La Tía Carmen Videla, ella fue mi profesora de primero a cuarto básico. La mejor profesora y persona que he conocido en mi vida. Creo que a mis 37 años, ella me enseñó lo más importante: “el amor por Aprender”. Tiene 85 años y sigue siendo una persona brillante y excepcional, la visito todos los años.