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Miguel Ángel Rozas, director ejecutivo PIIE

“Una sociedad que se ocupa de sus niños y niñas es una sociedad sana”

Desde su rol como Consejero quiere ser un aporte cuestionando la obviedad, teniendo una mirada crítica que permita identificar problemas, cualificarlos y apoyar en la solución. Considera que la participación es clave para el desarrollo de la política pública. Valora la mención que realizó el Presidente Gabriel Boric, en su discurso a la nación, mencionando a los niños y niñas, “ya nombrarlos es un avance importante, porque están ausentes de todo”, afirma.
Por : | 15 Junio 2022
“Una sociedad que se ocupa de sus niños y niñas es una sociedad sana”

Miguel Ángel Rozas Reyes es profesor y experto en el desarrollo de políticas públicas en la línea del mejoramiento de los aprendizajes e inclusión educativa. Desde hace dos años, es director ejecutivo del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación, PIIE, y forma parte del Consejo de Fundación Integra. Con humildad afirma que su paso por la educación ha marcado profundamente su visión del mundo.

En el pasado fue Coordinador Nacional de la Estrategia LEM (Lectura, Escritura y Matemática) y del Programa de Becas de Desarrollo de Talentos Académicos del Ministerio de Educación. Además de Coordinador Nacional del Programa Escuelas del Ministerio de Educación, por lo que conoce muy bien la forma en que surge la política pública.

A continuación, te invitamos a conocer la mirada y análisis realizado por el consejero Miguel Ángel Rozas, sobre el desafío de visibilizar las infancias y cómo su rol en el Consejo de Integra puede ser un aporte en este reto.

Tenemos el desafío de asegurar, más allá de las contingencias sanitarias, climáticas, culturales y otras, el diseño de una estrategia para que los niños y niñas tengan las oportunidades de ir constituyéndose como ciudadanos y ciudadanas

¿Cuáles cree que son las funciones más relevantes que cumplen los consejeros de Fundación Integra, pensando en el bienestar de niñas y niños?

Me parece importante y valioso que exista una instancia que acompañe a la Fundación y, particularmente, a la Dirección Ejecutiva, que es quien tiene que llevar a cabo las iniciativas, proyectos y programas. En este sentido, hay una fuerza y energía en el Consejo que se suma a lo que se hace cotidianamente.

Otra de las funciones que destaco es asesorar en el proceso de toma de decisiones. Es decir, que estas siempre tengan norte o foco en ofrecer lo mejor para niños y niñas, en los programas educativos, pedagógicos, gestión institucional, infraestructura y otras áreas de desarrollo de la Fundación.

¿Por qué es importante que exista el consejo y qué valor le entrega al hecho que sea integrado por miembros con diferentes miradas (tanto del mundo académico, como representantes del Estado)? (más allá de un tema legal)

Es bueno y positivo incorporar una mirada externa, porque muchas veces los árboles no nos dejan ver el bosque. La posibilidad de tener una mirada en perspectiva, más de largo plazo, más integral, más estratégica, a veces se ve nublada por el día a día, por resolver las urgencias o emergencias.

Valoro el hecho de tener una mirada crítica, en el sentido de hacerse las preguntas que son necesarias para poder ir mejorando, para ir haciendo una labor más efectiva que acompañe al logro de los propósitos de la Fundación.

Es importante ir analizando cómo somos capaces de interrogar y hacer preguntas inteligentes, para identificar problemas, cualificarlos y apoyar en la solución.

Si uno pudiera hacer una pirámide, entendiendo por la cúspide de la pirámide a quienes están más visibles, serían primero los hombres adultos, después los hombres jóvenes, las mujeres adultas y jóvenes, luego la tercera edad y finalmente los niños y niñas.

¿Qué importancia tiene para usted integrar este Consejo?

Yo asumí hace dos años mi función en el PIIE, y me encontré con esta labor de consejero que, debo reconocer, que me encantó.

En este punto, me quiero permitir una reflexión personal: creo que una sociedad que se ocupa preferentemente, de manera prolija de sus niños, niñas y de sus jóvenes y por supuesto de la educación, es una sociedad que está sana, es una sociedad que tiene horizontes, es una sociedad que puede pensar en el hoy, pero también puede pensar hacia adelante, hacia el mañana y preguntarse qué queremos construir.

En este sentido, ser parte del Consejo de Fundación Integra -que tiene como propósito ofrecer a la comunidad un servicio para niños y niñas en etapa inicial-, me parece que es muy consonante con lo que he dicho anteriormente.

Hay también una convicción de mi parte de incidir en el escenario actual. Nos quejamos mucho en Chile de lo mal que está la educación y usamos como parámetros las pruebas estandarizadas, como el Simce o resultados de pruebas estandarizadas en las que Chile participa a nivel internacional, vemos los resultados y decimos que estamos mal. Pero hay una inversión económica en primera infancia, que muchas veces dejamos de lado. Probablemente, todas esas deficiencias en educación podrían superarse si tuviéramos una educación de calidad en primera infancia.

Ser consejero de una institución que se dedica a trabajar en infancia es un privilegio y tengo la convicción profunda de que, si hacemos un buen trabajo en primera infancia, tendríamos que dejar de preocuparnos de las pruebas estandarizadas. Nos ha costado en Chile, apropiarnos de aquello. Hago aquí una referencia al Presidente Gabriel Boric, porque él hizo algo que no hacemos normalmente los adultos, que es nombrar a los niños y niñas, ya nombrarlos es un avance importante, porque están ausentes de todo, de los discursos políticos, de la inversión pública y privada.

¿Qué espera realizar como Consejero durante estos cuatro años?

Creo que hay una cuestión en la que a mí me parecería muy interesante avanzar, que tiene que ver con cómo la Fundación mejora su quehacer. Por ejemplo, en el tema de la asistencia de los niños y niñas durante el período de invierno, cuando existe un alto índice de enfermedades respiratorias. La pregunta que tenemos que hacernos es cómo suplir esta situación, lo más probable es que no tengamos presencialidad, pero tenemos que ver la manera de asistir a los niños y niñas, ver cómo les seguimos ofreciendo un espacio educativo de calidad, que es fundamental para su socialización, crecimiento, aprendizaje, para su vinculación con el mundo y su descubrimiento del mismo. En definitiva, para su constitución, desde que están en el vientre, como ciudadanos y ciudadanas con todos los derechos y todo lo que ello implica.

Tenemos el desafío de asegurar, más allá de las contingencias sanitarias, climáticas, culturales y otras, el diseño de una estrategia para que los niños y niñas tengan las oportunidades de ir constituyéndose como ciudadanos y ciudadanas. Hay que ver cómo incorporamos a las familias en ese desafío y creo que la experiencia de la pandemia nos puede ayudar, por ejemplo, retomando las experiencias con los niveles medios, intermedios y los primeros niveles de educación básica. Aunque está claro que esto supone una preparación adicional de los equipos educativos.

Una de las prácticas que no son tan usuales en educación, pero que la Fundación realiza, es mirar las políticas públicas desde una mirada interdisciplinaria: si no nos vinculamos con otros, con las áreas de deportes, cultura, salud, no hay una educación integral.

¿Cómo sueña el Chile de las y los niños?, ¿cómo los consejeros y usted en particular pueden aportar a realizar esa visión?

Si uno pudiera hacer una pirámide, entendiendo por la cúspide de la pirámide a quienes están más visibles, serían primero los hombres adultos, después los hombres jóvenes, las mujeres adultas y jóvenes, luego la tercera edad y finalmente los niños y niñas.

Yo sueño un país donde los niños estén presentes. El Presidente Boric los ha puesto en el centro, ya que se relaciona, se vincula y habla con ellos, y esas acciones hacen que ese sueño sea hoy posible. Sueño un país y una fundación con los niños y niñas visibles, que estén en la cúspide de la pirámide.

¿Cuáles son, a su juicio, los principales desafíos hoy en día en torno a la infancia?

En la última reunión con la Directora Ejecutiva, ella nos planteó un desafío: que las políticas públicas consideren la participación. En educación existe una idea bien enraizada, en que solo unos pocos saben de educación, pero mucha evidencia e investigación demuestra que eso no es así. Hay planteamientos teóricos notables, como los de Paulo Freire, en ese contexto es importante la participación de los actores, en los distintos niveles, en lo pedagógico, en lo institucional. Sería lindo que hubiera niños y niñas participando de los procesos, con su voz.

¿Cuál cree Ud. que es su principal aporte, desde su experiencia o quehacer, al Consejo de Fundación Integra? ¿Qué lo motiva a ser parte de este equipo?

Mi aporte es ser un “Pepe Grillo”, cuestionar la obviedad. Afortunadamente, en este Consejo hay hartos “Pepe Grillo” que cuestionamos la obviedad. Por ejemplo, algo tan fundamental para los niños y niñas como el horario y la jornada escolar están pensados en función de las necesidades y los tiempos de los adultos.

Yo trabajé varios años en el Ministerio de Educación y cada vez que pensábamos y diseñábamos la política, yo planteaba la necesidad de tener siempre presente la voz de los niños. En ese momento, la respuesta siempre era la misma, obvio que es por los niños, pero muchas veces la obviedad no lo es tanto, hay que explicitar lo que hacemos y por quién lo hacemos.

Cuando estamos pensando en formar y capacitar a los profesores, cómo hacemos que ese aprendizaje sea en beneficio de las y los niños.

¿Existe algún gran tema “olvidado” relacionado con la infancia, que considere oportuno develar?

La visibilidad. En términos de cómo se mediatiza el discurso, en la participación de los niños y cuidadores, en ese sentido hay que avanzar.

¿Pero cómo se hace realidad ese discurso?, se pregunta Miguel Ángel, “en las formas de organizar las prácticas, esos son los desafíos en el aula. La educación es para toda la vida y en el caso de los niños debe tener un foco puesto en sus necesidades e intereses. Por qué todos los niños van a tener que aprender al mismo tiempo y los mismos contenidos, porque no mejor que aprendan en función de sus intereses y luego los adultos gradúan.

Creo que hay una mezquindad y un desprecio hacia los niños. Algunos se preguntan: ¿Cómo vamos a hacer política con los niños, cuando la política la hacen los adultos?, ¿cómo vamos a promover la participación si la misma Constitución dice que los ciudadanos son mayores de 18 años?, ¿qué queda para los niños que asisten a la sala cuna y jardín infantil?

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