Ministro de Educación y Primera Dama inauguran Año Parvulario 2020

Con un saludo a los niños del jardín infantil Integra, Aurora de Chile, de la comuna de la Florida, el ministro de Educación, Raúl Figueroa, junto a la Primera Dama y Presidenta de la Fundación Integra, Cecilia Morel, y a la subsecretaria de Educación Parvularia, María José Castro, dieron inicio oficial al Año de Educación Parvularia y Escolar 2020.

En la instancia, el Ministro de Educación anunció que el Gobierno le pondrá suma urgencia al proyecto de Ley de Equidad en Educación Parvularia que aumenta los recursos para una educación de calidad y busca que más niñas y niños puedan ir a un jardín infantil. “Si queremos disminuir las brechas de aprendizaje que hay en nuestro país, tenemos que empezar por la educación inicial. Los primeros años son clave en el desarrollo intelectual y emocional de los estudiantes”, dijo el ministro Figueroa.

En esta misma línea, la Presidenta de la Fundación Integra, Cecilia Morel señaló que la educación inicial ha sido una de las prioridades del Gobierno. “Desde el día uno de nuestro Gobierno, el Presidente se ha comprometido en poner a nuestros niños primeros en la fila, que son y han sido una prioridad de Estado. Estamos avanzando fuertemente en una serie de iniciativas que aumentan los recursos para una educación de calidad y busca que más niñas y niños puedan ir a un jardín infantil, con todo lo positivo que eso es para su desarrollo integral”, destacó la Primera Dama.

Durante la ceremonia el ministro de la cartera hizo un llamado también a la comunidad educativa a poner el foco en la sala de clases, como una condición esencial para mejorar la calidad de la educación. Destacó los programas impulsados por el Gobierno como Leo Primero y Escuelas Arriba centrados en mejorar los aprendizajes de los estudiantes. Este año el programa Leo Primero, que tiene como objetivo que los niños logren un nivel adecuado de Lectura, se expandirá a segundo básico beneficiando a 300 mil niños de 5.300 establecimientos educacionales aproximadamente. El programa de Escuelas Arriba que entrega apoyo focalizado a las escuelas con resultados insuficientes también se expandirá para alcanzar 466 establecimientos educacionales, beneficiando a 124.197 estudiantes.

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Proyecto de Ley de Equidad en educación parvularia

La subsecretaria de educación parvularia, María José Castro, se refirió a la urgencia de aprobar esta iniciativa, ya que “es un paso fundamental para mejorar la calidad y cobertura del nivel, al incrementar los recursos de los establecimientos que reciben a las familias más vulnerables del país”.

De ser aprobado, el proyecto de Ley, solo por concepto de Subvención Base de jornada completa, permitiría a los establecimientos VTF pasar, de recibir los actuales $130.000 aproximados mensuales por niño/a, a unos $217.235. Este cambio les permitiría a estas comunidades educativas contar con más recursos para la calidad educativa que, por ejemplo, podrían destinar a contratar profesionales de apoyo, comprar y reponer material educativo, disponer de programas educativos y familiares, acceder a capacitación permanente, entre otros.

Integra pertenece a la Red de Fundaciones de la Presidencia de la República. Con 29 años de experiencia, es la red más grande de salas cuna y jardines infantiles del país con más de 1.200 establecimientos gratuitos, a los que asisten más de 92 mil niños y niñas en todo Chile.

Familias comprometidas con la educación inicial

María Dora Paco sabe de la importancia de la educación y es por eso que camina más de dos kilómetros con sus hijas hacia el jardín infantil San Miguel de Azapa en Arica.

Historias de esfuerzo, trabajo y sacrificio hay muchas entre las familias que habitan el valle agrícola de Azapa, ubicado a 12 kilómetros de la ciudad de Arica. En ese lugar funciona el jardín infantil y sala cuna San Miguel de Azapa, establecimiento educativo de Integra cuya matrícula está cubierta en gran parte por familias inmigrantes de Perú y Bolivia.

“A mis hijas no puedo hacerlas faltar al jardín”, María Dora Paco, es una mamá que sabela importancia que la educación tienen en la vida de sus hijas.

María Dora Paco (41) es una de esas apoderadas. En busca de mejores oportunidades laborales, hace diez años emigró desde su natal Oruro, en Bolivia, hacia el valle de Azapa, donde ya trabajaba su marido desde mucho antes. Aquí terminaron de formar su familia de cuatro hijos, dos de los cuales, Hellen y Marian, son actualmente alumnas del nivel medio mayor y medio menor del jardín infantil, respectivamente.

María se levanta de lunes a viernes a las seis de la mañana para comenzar a alistar a sus niñas que debe llevar al jardín infantil. No es sencillo, pues para iniciar el trayecto, debe primero caminar más de dos kilómetros con ellas, por un camino de tierra que baja del cerro donde vive en condición de allegada.

“Para venir al jardín me levanto a las 6 de la mañana y mis niñas a las 7. A las 8 ya estoy casi lista, entonces tengo que caminar 15 20 minutos para llegar a la carretera bajando el cerro, pasando por dos parcelas. Cuando tengo que caminar, a la chiquitita me la tengo que echar en el aguayo y a la más grande la llevo de la mano”, cuenta.

El aguayo es la manta tradicional aymara que utilizan las mujeres de esta etnia, ya sea para abrigarse, cubrirse o cargar lo necesario en la espalda. Esa es la manera que María y muchas madres como ella en el valle, cargan a sus hijos cuando estos son más pequeños.

Una vez que deja a las niñas en el jardín infantil, María tiene la seguridad de continuar sus labores diarias en una envasadora de tomates azapeños de exportación, donde ella se encarga de armar las cajas.

“Mis hijas siempre han estado en el jardín y para mí eso ha sido una ayuda tremenda. Estoy muy agradecida de este lugar y de las tías, porque uno tiene que trabajar y muchas veces en el trabajo no te permiten con niños chicos”.

Además de significar una gran ayuda para desarrollar las obligaciones de su trabajo, María está consciente de lo importante que es que sus hijas siempre asistan al jardín.

“No puedo hacerlas faltar, porque aparte de ser un apoyo para que yo trabaje, ellas aprenden aquí. Mi hija de nueve años, que también estuvo aquí, salió contando todos los números, las vocales, aprendió las formas geométricas y eso se lo enseñaron acá. En ese sentido para mí también es muy bueno, porque aparte de estar bien cuidadas,