Pinina invita a “Art-prender los sentidos desde la cuna”

Enseñar a las familias estrategias para estimular sensorialmente a sus hijos e hijas en sus primeros años de vida, fue el propósito de una innovadora experiencia realizada por el equipo educativo del jardín infantil y sala cuna Pinina de Fundación Integra, en la comuna de Purranque, en la Región de Los Lagos.

Mediante el proyecto denominado “Art-prender, los sentidos desde la cuna”, el jardín infantil Pinina abrió sus puertas para invitar a nuevas familias a potenciar el desarrollo integral y cognitivo mediante estimulación sensorial con recursos intencionados pedagógicamente, como cuentos y música, dirigido a niños y niñas con edades entre 3 meses y 2 años.

“Buscando aventuras” es el nombre del cuento sensorial, a cargo de las agentes educativas Evelyn Laborde y Valeska Viligrón, que permitió generar un espacio de juego con participación activa de los niños y sus mamás. Cabe destacar que, a través de su sello pedagógico, el jardín infantil Pinina promueve “el desarrollo pleno y protagonismo de niños y niñas con acento en lo artístico y promovido por el juego y la alegría”.

La directora del establecimiento, Katherine Flood, valoró esta actividad, mediante la cual se logró profundizar con las familias la importancia de incorporar a sus hijos en un programa de estimulación desde la cuna, con el apoyo del jardín infantil. Al mismo tiempo, destacó los resultados de esta estrategia para incentivar la matrícula permitiendo cubrir la capacidad en los niveles sala cuna del establecimiento.

Pequeños unen a sector de Copiapó a través del arte

Representar con figuras geométricas la belleza del Universo en los muros de la población Rosario, es la actual y última etapa del Taller de Mandalas que se encuentran llevando a cabo los habitantes del sector y profesionales del Jardín Sobre Ruedas de Integra, con el apoyo del Programa Juntos Más Seguros de la Municipalidad de Copiapó. Así, los vecinos diseñan y pegan una a una tapas de botellas que juntas se convierten en arte.

Cada semana, niños, niñas, jóvenes y la familia en general, se reúnen para decorar con materiales de reciclaje y en desuso las paredes cercanas a la sede social del tradicional e histórico barrio de la capital regional. En la creación de cada obra, la participación de los asistentes es colaborativa, por lo que todos contribuyen, aportan ideas y trabajan sin distinción ni cargo, donde sin duda el parecer de los niños es fundamental.

“En la construcción del mural, todos hacemos todo. Nada es designado y el proceso se conversa y decide con los niños. Para realizar el taller recordamos nuestras normas de convivencia establecidas por todos, se escogen las temáticas de trabajo y se plantea un ámbito que quieran conversar” explicó Leonor Herrera, integrante equipo educativo del Jardín Sobre Ruedas y monitora del Taller de Mandalas.

Además de trabajar en el proceso creativo, los vecinos de Rosario aportan con las tapas de botellas que son utilizadas para los murales, lo que simboliza su aprobación y apoyo respecto a la labor que se desarrolla en la población.

En la creación de cada obra, la participación de los asistentes es colaborativa, por lo que todos contribuyen, aportan ideas y trabajan sin distinción ni cargo, donde la opinión de los niños y las niñas es fundamental.

Volver a compartir

En el Taller de Mandalas, los vecinos no tan solo realizan acciones para embellecer el espacio público, sino que también aplican distintas técnicas y colores para inventar figuras geométricas con lana y lápices acuarelables y/o témperas, en papel tradicional, hilado u opalina. Pese a que la intervención se encuentra en su última etapa, las sesiones anteriores en sala se mantienen, para satisfacer los intereses y gustos de sus integrantes.

En un comienzo, la iniciativa consideraba la ejecución de actividades con los niños y jóvenes en un ambiente protegido y seguro, donde mediante la guía de una monitoria especializada se implementaba el taller. Pero debido al éxito de la intervención, paulatinamente fueron sumándose los adultos de la familia, principalmente mujeres, por lo que la capacitación se transformó en un espacio de encuentro para reconocerse y volver a compartir con los amigos del barrio, la familia y vecinos de toda una vida, mientras se medita con arte.

“Yo he visto en el Taller de Mandalas en mi familia más unión, me ha gustado muchísimo, porque hay mucho intercambio de ideas y amistad”, comentó Marcia Hidalgo, quien asiste con su hija y nieta.

Por su parte, Jazmín Cádiz, quien participa con su hijo Francisco, afirmó que “es muy bueno para él, porque se relaja y se va con su mente tranquila. A mí me gusta trabajar con lana y compartir con los compañeros”. Asimismo, comentó que al observar el taller, se ha percatado de que “a los niños les gusta más tejer que pintar”.

La unión y el reencuentro son algunos de los aspectos más valorados por las monitoras de la iniciativa, quienes agradecen la acogida y el compañerismo por parte de la comunidad. Andrea Carrizo, educadora del Jardín Sobre Ruedas y guía del taller, aseguró que “cuando se comenzaron a quedar los adultos con los niños, se generaron instancias muy potentes. Surgieron distintos temas de conversación, donde se pudo fortalecer el rol de la familia, se crearon lazos de amistad e incluso, muchos de los niños que son compañeros de colegio y adultos que se conocían desde siempre y habían perdido el contacto, empezaron a vincularse”.

Por su parte, Herrera indicó que “ha sido una oportunidad de aprendizaje muy bonita, tanto para los vecinos como para nosotras, porque más allá de pintar, dibujar o crear mandalas, se ha llevado a la reflexión, a la conversación amena y contención. Y las personas se han dado cuenta que no están solas, que hay muchas entidades y redes en las que se pueden apoyar. El taller es un espacio que ha servido para volver a reencontrarse y recordar, donde los participantes se observan como un igual. Ha sido muy gratificante”.

“El impacto en los niños y las familias es concreto y los resultados son visibles para toda la counidad. El hecho de que la familia esté participando, recuperando sus espacios públicos, tiene un valor en sí mismo”, afirma, Rocío Ortíz de Zárate, coordinadora del Programa Juntos Más Seguros, de la Dirección de Seguridad Pública de la Municipalidad de Copiapó

Historia con la comunidad

La relación de los vecinos de Rosario en el Taller de Mandalas con las monitoras de la modalidad no convencional de Integra surgió en 2016, cuando a partir de los proyectos que llevaba a cabo el Programa Juntos Más Seguros en la comunidad fueron invitadas a participar por su labor previa con los párvulos del sector.

En relación a la implementación del taller, Rocío Ortíz de Zárate, coordinadora del Programa Juntos Más Seguros, de la Dirección de Seguridad Pública de la Municipalidad de Copiapó, explicó que “la estrategia ha sido exitosa, tanto para los niños como para los adultos, el impacto es concreto y los resultados son visibles. El hecho de que la familia esté participando, recuperando sus propios espacios públicos, tiene un valor muy importante. Para nosotros, la co-producción de seguridad es fundamental, porque como instituciones podemos invertir mucho en dinero en la recuperación de espacios, pero si estos no son utilizados por la comunidad, es una lógica que no tiene sentido y, que lo más probable, es que se puedan utilizar para actos delictivos. La recuperación más potente es la que hacen los vecinos”.

Sobre la buena recepción que tiene desde su inicio el taller, Ortíz de Zárate manifestó que “se explica porque la técnica del mandala es muy interesante, ya que permite que participe cualquier persona. Además, se ha dado en una ambiente acogedor, donde los monitores reciben a las personas que asisten con cariño y de manera cercana. Rosario está cansado que se le denomine como un barrio peligroso, porque es un lugar muy importante para Copiapó, es parte del Caso Histórico, entonces es por esto que la gente tiene un compromiso con su barrio y le gusta participar de estas iniciativas”.

Seguir rodando por los niños y sus familias

Actualmente, las educadoras del Jardín Sobre Ruedas de Integra se despliegan en cuatro territorios de la capital regional, El Pretil, El Palomar, Chile Italia y Rosario, para entregar educación a párvulos que por distintos motivos no asisten a la formación convencional.

La labor con la comunidad de Rosario, según declaran, será fundamental para su quehacer en los distintos sectores donde trabajan con los niños y sus familias. “Nos ha servido de aprendizaje para el trabajo comunitario, porque si bien desde los jardines infantiles trabajamos con la familia como primer formador, nos hemos dado cuenta que la labor va más allá. Nos hemos percatado de que el niño, si bien es parte de un núcleo familiar, lo es también de un entorno, que al conocerlo nos permite comprender mucho mejor su identidad e historia. Además, nos hemos acercado y relacionado con redes y la comunidad”, expresó Carrizo.

En la proyección del taller, está contemplado continuar creando mandalas con piedras y arena, para seguir incrementando las técnicas e intervenciones, y así propiciar y fortalecer el encuentro con la comunidad de Rosario.