Educación cívica desde la cuna

El 23 de octubre del 2016 se celebrarán las Elecciones Municipales, en las cuales se podrá elegir a los representantes para los cargos de alcaldes y concejales de las 346 comunas de nuestro país. Por eso profesionales del Departamento de Educación junto a sicólogos de Fonoinfancia, ambos de Integra, entregan orientaciones para que las familias puedan fomentar en niñas y niños, procesos participativos que garanticen la igualdad de derechos, promoviendo personas capaces de respetar la diferencia, la diversidad y las posibilidades de todos, en un contexto democrático.

Para Cecilia Calvo, jefa de Fonoinfancia, la elección debe ser vista como la posibilidad de tomar una decisión en diversidad de opciones resaltando el poder de elegir: “Como padre o adulto significativo, te puedes preguntar ¿en qué cosas dejo a mi hijo decidir?, ¿en qué momento lo ayudo para que él tome decisiones?, ¿cómo enseño a mi hijo a tomar decisiones?, ¿elijo siempre por él?, ¿le explico cuáles son las posibilidades y riesgos?, o ¿solo me remito a decir “sí o no”?”.

Según comenta la especialista, hay instancias cotidianas donde podemos comenzar a sembrar el terreno para elecciones futuras más complejas: “Todas estas preguntas son ejercicios de participación y educación cívica, porque es educar a tus hijos en autonomía y en la toma de decisiones responsables. Por ejemplo, al hacerlo decidir entre el pantalón de color blanco y el color azul, él será el responsable de sus propias decisiones”.

Recomendaciones:

• Enséñale a tu hijo o hija cuál es la labor del alcalde y del concejal en la comuna en la que viven, acercándolo a su realidad. “El alcalde es la persona que tiene la máxima autoridad en nuestra comuna, quien está encargado de mejorar la calidad de vida de todos los que habitamos en ella. Es como el capitán del equipo de fútbol o el presidente de curso”.

• Enséñale la importancia que tienen las elecciones para un país y lo clave de participar en ellas (“al votar, estás expresando tu opinión y estás eligiendo”).

• Transmite las distintas opiniones que hay en torno al voto, sin sesgarlos con el discurso sobre lo bueno o malo según el juicio propio.

• Asiste con tu hijo o hija a votar para que vivan el proceso juntos y comprendan que en un país democrático es importante, porque es un derecho y deber ciudadano. Los niños aprenden con la experiencia.

• Explícales la importancia de respetar a los diferentes candidatos a alcaldes y concejales.

• Explícales que existe una convención de derechos del niño, enséñales cuáles son sus derechos.

Entérate de los puntos que tienes que tener en cuenta para ejercer tu derecho a voto en www.servel.cl 

El encuentro entre dos generaciones

La presencia de los abuelos y abuelas tiene un valor inigualable en la experiencia de vida de todo niño o niña. Ellos son los portadores de la historia familiar, de sus raíces y tradiciones, fundamentales en la formación de su identidad personal y familiar.

Para reconocer su aporte en el desarrollo pleno y significativo de niños y niñas, jardines infantiles y salas cuna de Integra en todo Chile celebraron el Día del Abuelo, con encuentros donde ambas generaciones jugaron y escucharon las historias de antaño.

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“Cuando yo era una niña como ustedes, no teníamos ni celulares ni computadores. Jugábamos mucho al aire libre, en el campo, corriendo y saltando todo el día”, contó por ejemplo Erna del Carmen, a los niños y niñas del jardín Arcoiris del Lago de Labranza en Temuco, quienes la miraban incrédulos al saber que antes no existían los celulares.

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Otros abuelos, como don Bernardo en el jardín Chispita en La Araucanía, cautivaron a los niños hablando y enseñando sus oficios, o simplemente reviviendo esos juegos sencillos pero significativos, como Andrés Narea en el jardín Sonrisas de Niños de Tierras Blancas Coquimbo, quien contó que nunca pudo hacer bailar el trompo y que disfrutaba construyendo balsas para lanzarse río abajo en La Serena, junto a sus amigos.

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Una abuela de tiempo completo

Antes de que en la región de Los Ríos se inaugurara el nuevo jardín infantil y sala cuna Cipriano Calderara en la localidad de Lanco, Sara Carriel debía pagar mensualmente $20 mil a un transporte escolar para llevar a su nieta Maira todos los días al jardín infantil. Ahora, Sara sólo debe caminar una cuadra para dejar a su nieta. Una cuadra que para ella no sólo significa un ahorro en el presupuesto familiar.

Desde que Maira cumplió un año, Sara (50) se ha hecho cargo de la crianza y cuidado de la niña. Por eso el apoyo del jardín infantil ha sido fundamental para que ella pueda seguir trabajando, lo que valora aún más cuando da cuenta de los avances y aprendizajes de su nieta. “Maira va al jardín desde que está conmigo. Yo he notado un cambio en ella. Por ejemplo, ha mejorado su lenguaje y ¡ya sabe hasta los números!”, nos cuenta orgullosa.

Junto a Maira, son cerca de 100 niños y niñas los que asisten diariamente al jardín infantil y sala cuna Cipriano Calderara. Un nuevo espacio educativo para el bienestar y el desarrollo pleno de los niños, que a esta abuela la tiene muy contenta. “Las tías son muy cariñosas y para mí es el lugar más seguro donde puede estar mi nieta. Si tuviera que recomendar el jardín a otras mamás, les diría que lleven a los niños al jardín con toda la confianza del mundo”, concluye apresurada. Su jornada laboral como asesora del hogar ha terminado y esta abuela de tiempo completo, debe recoger a su nieta en el jardín para regresar de la mano, juntas, a casa.

Los abuelos y abuelas son la principal red de apoyo para los padres y/o madres que trabajan, asumiendo, en muchos casos, la crianza de los niños y niñas. Ellos se preocupan de llevar a sus nietos al jardín y se involucran en sus actividades.

Sé el cariño y entrega de los equipos

Los(as) abuelos(as) pueden constituirse en figuras significativas en el desarrollo de un niño(a), pues entregan un cariño incondicional, a través de un vínculo de afecto y confianza, les ayudan a descubrir el mundo, escuchan sus sueños e inquietudes. Además, les cuentan la historia familiar, sus orígenes, entregando un sentido de pertinencia a su núcleo, les transmiten anécdotas y momentos significativos de sus ancestros.

Ese es el caso de Gabriela Cabrera “Memé”, abuela y apoderada de Cristóbal Muñoz, quien asiste al jardín infantil Osito Panda de La Florida en Santiago. Un lugar que ella define como su segundo hogar, donde nos recibe con una sonrisa y alegría contagiosa. “A este jardín primero asistió mi hija y hoy mi nieto, lo que me llena de alegría porque sé el cariño y entrega que ponen los equipos educativos en cada paso que da mi niño. Él aquí aprendió a ser autónomo, a compartir con otros niños, es feliz cuando está en el jardín y eso me llena de felicidad a mí”.

“Haber sido apoderada de mi hija y ahora de mi nieto, me ha permitido darme cuenta de los avances que ha experimentado Integra. Hoy están presentes educadoras de párvulos, técnicos, nutricionistas, personas profesionales, preparadas y realmente comprometidas con la educación de los niños, por eso mi hija y yo podemos ir a trabajar tranquilas una vez que dejamos a Cristóbal en el Osito Panda, porque sabemos que lo quieren y lo cuidan”, nos cuenta entusiasmada Memé.

Educando generaciones

“Hoy, vivimos todos juntos con la familia de mi hija en una casa grande”, por eso Memé tiene la satisfacción de ser un aporte directo en la crianza de su nieto, sin embargo, advierte que no se puede pasar a llevar a los padres, “los abuelos tenemos que ser prudentes, yo dejo que ella decida, claro que cuando me pide la opinión se la doy, con cariño, porque reconforta saber que mi opinión y mi experiencia le importan”.

La apoderada que llegó una vez como mamá y que hoy participa como abuela en el jardín infantil Osito Panda de Integra, sonríe con satisfacción: “Cristóbal ha crecido como persona, lo pasa muy bien, sabe por qué hay que cuidar las plantas, conoce los insectos, tiene un vocabulario muy amplio y es respetuoso del espacio de los otros. Así como tiene sentido de pertinencia sabe hasta dónde puede llegar, todo eso lo aprendió jugando en Integra”, relata orgullosa.

100 % activa en la comunidad educativa

Memé no sólo está pendiente y agradecida por la educación que su nieto recibe en el jardín, sino que además es una apoderada activa dentro de la comunidad educativa y forma parte de la Centro de Padres, “siento que puedo y debo aportar con algo más para que mi nieto, los otros niños y las tías estén mejor. Mi principal desafío para este año es que el Centro de Padres adquiera personalidad jurídica para poder postular a proyectos y que nuestro jardín sea cada día mejor. Digo nuestro, porque realmente lo siento mío y de mi familia, fue un segundo hogar para mi hija y hoy lo es para mi nieto”, concluye.

“La familia tiene que involucrarse con el jardín”

Mi hijo Alonso, ahora de cinco años, ingresó al Nueva Esperanza cuando tenía un año cuatro meses. Yo trabajaba, pero lo hacía tranquila porque Alonso estaba bien y muy feliz en el jardín. Luego tuve a Fabián, que fue recibido en la misma sala cuna desde los cuatro meses, donde me sentí muy apoyada.

Las tías me ayudaron a enseñarle a caminar, a comer y a dejar sus pañales. Ellas me daban confianza.
En el jardín mis hijos aprendieron muchas cosas: se hicieron más independientes e incluso Alonso, que tiene un problema de lenguaje y es muy tímido, avanzó muchísimo en ese aspecto.

Con el tiempo, y al ir involucrándome cada vez más con el jardín, me di cuenta que hay una gran diferencia entre lo que es trabajar con los niños y niñas y lo que uno, desde fuera, cree que significa. Antes pensaba que el jardín era otra cosa. Si las tías habían estudiado para trabajar en esto, era porque les gustaban los niños y que en ellas recaía toda la responsabilidad. Después, cuando mis hijos fueron al jardín, me di cuenta de que no era como yo creía, que la responsabilidad de atender y educar a los niños no es sólo del jardín infantil, porque uno como familia tiene que involucrarse también.

La confianza y lo lindo que es el Nueva Esperanza, además de estar siempre presente en la educación y bienestar de mis hijos y de todos los niños y niñas, me motivaron, junto a otras familias, a participar en el Centro General de Padres del jardín. Me involucré tanto que ni supe cómo llegué a ser presidenta del Centro de Padres. Organizamos muchas cosas para el Nueva Esperanza, porque sabíamos que el beneficio sería para nuestros hijos e hijas.

Que mis hijos hayan asistido al jardín infantil Nueva Esperanza no sólo ayudó a mis niños en su desarrollo, yo también adquirí muchas herramientas: aprendí a trabajar en equipo, a expresarme en público y siempre las tías me fueron ayudando en todo eso. También asimilé que cuando las cosas se dicen con respeto, directamente y con buenas palabras, es todo distinto y mucho mejor.

Si tuviera que dar un mensaje a las familias, les diría: Tienen que involucrarse y comprometerse con el jardín infantil y con la educación de sus hijos e hijas.