Fundación Integra entrega recomendaciones para prevenir accidentes en las casas este invierno

Durante el invierno, las familias adoptan una serie de medidas –tanto al interior de las casas como al estar en espacios abiertos–, para que niños y niñas puedan realizar diversas actividades de forma segura, buscando prevenir la ocurrencia de accidentes o la presencia de enfermedades estacionales.

Daniela Araneda Aros, jefa nacional (i) del Departamento de Prevención de Riesgos en Fundación Integra, recuerda que “por ejemplo, ante las bajas temperaturas, las familias recurren a diversas fuentes de calefacción. Un caso son los guateros para temperar las camas, los que deben colocarse entre las frazadas evitando el contacto directo con el cuerpo o pies. La recomendación es llenarlos sólo a tres cuartos de su capacidad, junto con verificar su estado antes de introducir el agua”.

Dependiendo de la temperatura ambiental, es necesario que niños y niñas utilicen gorros, abrigos, calcetines gruesos, botas, guantes o mitones, especialmente si jugarán al aire libre. Hay que prestar especial atención a las bufandas, para prevenir que se enganchen en juegos u otras superficies.

Al momento de andar en bicicleta, patines u otros rodados, los niños/as deben utilizar casco, junto con no permitir que se trasladen solos/as cuando usen estos dispositivos. Si se registran ráfagas de viento en la zona donde residen, la recomendación es mantenerlos al interior de las casas.

CALEFACCIONAR LAS VIVIENDAS

Las familias también deben adoptar en las casas medidas de cuidado, en especial al utilizar estufas, ya sean eléctricas, a gas o las que operan con parafina –kerosene–. Este tipo de artefactos no deben utilizarse cerca de elementos potencialmente inflamables, como por ejemplo cortinas, junto con evitar que niños y niñas los manipulen, especialmente si están encendidos.

En el caso de los equipos que requieran parafina y gas, es vital mantener una adecuada ventilación de los espacios durante su funcionamiento, para prevenir episodios de peligro con el monóxido de carbono. Tampoco deben usarse en baños y dormitorios, evitando cocinar o secar ropa con ellos.

Si en las casas existe una estufa eléctrica, la recomendación es conectarla directamente al enchufe de pared, evitando usar alargadores (denominados también “zapatillas”). Pero, si es indispensable utilizar estos elementos, hay que verificar que estén en buen estado y debidamente certificados.

“Es vital también recordar que cilindros de gas y envases para comprar y almacenar parafina deben estar en lugares seguros, protegidos de la lluvia y alejados de los niños/as. Por último, bidones u otros elementos autorizados por la autoridad competente, deben contar con medidas de seguridad que dificulten, por ejemplo, que puedan ser abiertos o se derrame su contenido”, cerró Araneda.

Con 32 años de experiencia y más de 1.200 salas cuna y jardines infantiles gratuitos en todo el país, Fundación Integra trabaja para lograr el desarrollo integral, bienestar y aprendizajes significativos de niños y niñas, poniendo a su disposición espacios educativos diversos, estimulantes y de calidad.

¿Cómo afecta a las niñas y niños el nuevo horario?

Con la llegada del otoño, le damos la bienvenida al horario de invierno que nos permite ganar una hora de sueño.  De hecho, el próximo sábado 2 de abril cuando sean las 00:00 horas se deberá retrasar el reloj 60 minutos y si bien esto puede parecer una ventaja, podría no serlo para todos/as los niños y niñas, debido a que probablemente sus ritmos de sueño se verán alterados durante este tiempo.

Gabriela Carreño S., psicóloga de Fonoinfancia, indica que, aunque este cambio afecta de manera diferente a cada niño o niña, algunos/as podrían no verse afectados, y otros presentar malestar asociado a que su ritmo habitual de sueño-vigilia se modifica. “Entre los cambios que es posible apreciar encontramos problemas para conciliar el sueño, despertares nocturnos, desajuste en cuanto a los horarios de sus comidas, siesta, rutinas, etc.”, explica.

Los niños y niñas al ver alterado su ritmo de sueño-vigilia podrían presentar un mayor cansancio, variaciones en el apetito, desconcentración y diversos cambios anímicos. Según la profesional, “en el contexto actual, vemos que los niños y niñas han debido adaptarse a una serie de cambios producto de la pandemia. Muchos de ellos/as se incorporaron en marzo de manera presencial a los espacios educativos, luego de haber vivido largos periodos de confinamiento, lo que probablemente ha requerido de un gran esfuerzo emocional”, menciona.

Y añade: “En este escenario podría resultarles a los niños y niñas más difícil que en otras oportunidades adaptarse a la modificación horaria, debido a que han enfrentado muchos cambios durante el último periodo”.

Durante esta etapa, también es probable que ellos/as se sientan algo desorientados/as frente al cambio de hora, lo que puede traer como consecuencia una mayor sensibilidad que podría expresarse de diversas maneras, desde un aumento de irritabilidad o ansiedad, a una mayor demanda hacia sus madres, padres o cuidadores/as.

“Uno de los efectos de la modificación en el horario que resulta muy visible para ellos/as, es que comienza a oscurecerse más temprano lo que suele venir acompañado de la sensación de que el ´día es más corto´. Con esto es muy probable que los niños/as que solían jugar por las tardes en sus barrios y parques vean acortada esta jornada, lo que también podría ser vivido con un sentimiento de frustración”, señala Gabriela Carreño.

 

“En este escenario podría resultarles a los niños y niñas más difícil que en otras oportunidades adaptarse a la modificación horaria, debido a que han enfrentado muchos cambios durante el último periodo”, dice la psicóloga de Fonoinfancia.

 

Paciencia y adaptación gradual

En el escenario actual parece importante que los/as adultos/as también puedan reflexionar acerca de cómo les afecta a ellos/as el cambio de hora; muchos/as adultos/as se encuentran retomando el trabajo presencial y adaptándose a nuevas rutinas, por lo que es posible que la modificación horaria pueda afectarles con mayor intensidad, volviéndose más irritables y quizás menos pacientes con sus hijos/as. “En este caso, la paciencia será de mucha importancia para que los niños/as puedan sentirse acogidos/as e ir acostumbrándose a la nueva rutina”, indica la psicóloga de Fonoinfancia.

Para la profesional, el gran desafío es lograr que los niños/as se duerman más temprano por la noche y de esta manera logren superar el cansancio por las mañanas. “En general, se sugiere una adaptación gradual de las rutinas e ir adelantando ciertos hitos como horarios de comida, siesta, juegos y baño, entre otros. Por ejemplo, comenzar con 15 minutos inicialmente e ir aumentando este tiempo de manera paulatina. Una pequeña siesta también podría ser de ayuda si los niños/as parecen muy cansados/as”, afirma.

Se recomienda también generar espacios de ejercicio físico para que los niños/as puedan realizar mayor actividad, se cansen más y logren dormirse más temprano. Probablemente sea beneficioso oscurecer la habitación donde duermen para evitar que la luz ingrese directamente en las mañanas, lo que podría facilitar que poco a poco duerman hasta más tarde.

“En vista de que esta modificación horaria afecta a los niños/as, los/as adultos/as podrían aprovechar la contingencia para explicarles acerca del cambio de horario, las estaciones de año y temperatura ambiental. Esto podría permitirles tomar con mayor naturalidad estos eventos y tener mejor disposición a hacer cambios en sus rutinas. Para explicarles acerca de esto se podrían usar cuentos, dibujos, animaciones u otros elementos que faciliten su comprensión”, concluye.

Fonoinfancia, con más de 20 años de experiencia, es un servicio de cobertura nacional y gratuito, de atención psicológica a través del teléfono 800 200 818 y vía chat en www.fonoinfancia.cl. Es atendido de lunes a viernes, de 08:30 a 19:00 horas, por especialistas en temas de crianza, niñez y familia.

Integra pertenece a las fundaciones de la Presidencia de la República. Con 31 años de experiencia, es la red más grande de salas cuna y jardines infantiles del país con 1.200 establecimientos gratuitos, a los que asisten más de 85 mil niños y niñas en todo Chile.