4 ideas para hacer juguetes con objetos reciclables

Las vacaciones pueden convertirse en un desafío para las familias cuando los panoramas comienzan a agotarse y en los niños reaparece la tan temida frase: ¡mamá, papá, estoy aburrido! Por eso, los profesionales de Fundación Integra te invitan a aprovechar estos momentos para compartir en familia, entretenerse y desarrollar distintas habilidades con la fabricación de juguetes a partir de la reutilización de materiales en desuso.

Para la Educadora de Párvulos, Magister en Educación Infantil y profesional de la Dirección de Educación de Fundación Integra, Flor France, estas instancias fortalecen los lazos familiares, “además de comprender la importancia de cuidar el medioambiente y de transmitirle a niños y niñas que con cosas muy simples podemos jugar y pasarlo bien. Por ejemplo, una caja de zapatos puede convertirse en un tren, un avión o un cohete”.

¿Cómo hacerlo? Las posibilidades son infinitas y sólo dependen de la creatividad y la imaginación, sin embargo, aquí dejamos algunas ideas y consejos para comenzar.

Antes de iniciar debe cerciorarse que el elemento a utilizar esté higienizado y no cuente con artículos de tamaño pequeño o cortante.

Las tapas de plástico de las botellas son perfectas para aprender de una forma didáctica las vocales o el abecedario. Escriba una letra por tapa con un plumón y luego juegue con su hija a formar palabras o escoger alguna en específico.

Para fomentar la memoria visual y la concentración puedes utilizar un trozo de cartón, papel y lápices. Primero le pides a tu hijo que dibuje y pinte lo que desee, luego pega la hoja en el cartón y recórtalo en varias piezas para conformar un puzle. Voltéalas, desordénalas y a jugar. Si deseas, cada pieza puede ser enumerada para facilitar el armado.

También puede utilizar el cartón para enseñar las figuras geométricas, dibujando, por ejemplo, triángulos, cuadrados y rectángulos. Pinta dos cartones con las mismas formas y colores. Tras ello, usa un cartón como tablero y el otro recórtalo para armar parejas de figuras geométricas.

Por último, antes de que se deshaga de la caja de sus zapatos nuevos, entréguesela a sus hijos, juegue e imagine junto a ellos

Juego de niños

Muchas veces escuchamos a los adultos declarar que su hijo o hija “solamente va a jugar al jardín”, ¡y eso es lo correcto! Como adultos debemos fomentar el juego y no menospreciar esta actividad que es central en la vida de cualquier niño y fundamental para su desarrollo futuro. Porque en Integra conocemos los beneficios del juego, con orgullo podemos afirmar que los niños y niñas que asisten a nuestros más de 1000 jardines infantiles y salas cuna juegan cada día cerca de 7 horas.

En Integra, como educadores, sabemos que el juego es la forma espontánea y más potente para el aprendizaje en la primera infancia. Cada día vemos sus positivos efectos: ayuda a niños y niñas a fomentar la comunicación, sociabilidad, creatividad, imaginación y trabajo en equipo. Asimismo, los desafía y les da la posibilidad de demostrar y expresar sus emociones, necesidades y habilidades, ayudándolos a desarrollar un concepto positivo de sí mismos, a quererse y aceptarse como son, además de entregarles la posibilidad de opinar e interactuar con otros pares y adultos.

Es más: en 2014 le preguntamos a 2.347 niños y niñas de todo el país qué es lo que más les gusta de su jardín infantil, y el 53,2% respondió jugar. De ahí la importancia de que niños y niñas asistan a la educación parvularia, ya que en sus hogares muchos de ellos dedican sus horas a realizar labores domésticas o acompañan a sus padres y madres en sus trabajos en vez de jugar en espacios de respeto y buen trato, como lo son nuestros jardines infantiles y salas cuna, donde se promueven los derechos de niños y niñas; viven al máximo experiencias de aprendizaje a través del juego en un entorno protegido.

Jugar es un derecho infantil reconocido en la Convención sobre los Derechos del Niño y el mejor método para que niños y niñas aprendan. Reforzamos la idea de jugar más para que alcancen el máximo desarrollo de sus potencialidades y así transformen el mundo y hagan de Chile un país más inclusivo, justo y solidario.

Recuerdo momentos de felicidad a la altura del suelo

Ilustradora y autora de libros para niños como “Es así” y “Los arriba y los de abajo”, Paloma Valdivia es nuestra nueva invitada a viajar al Territorio Infancia.
-¿Cómo recuerdas la vida cuando el mundo no se extendía más allá de tus juguetes?
Recuerdo mi infancia como un lugar tranquilo y protegido. Los días eran más largos que los de hoy y evoco muchos momentos de felicidad a la altura del suelo, lugar que hasta hoy es mi preferido; en él jugaba, dibujaba y pasaba gran parte del día.

-¿Qué juguetes tenías, dónde se fueron tus juguetes?
Tenía una hermosa casa de muñecas que me regaló el viejito pascuero cuando tenía 4 años. Esa Navidad me quedé dormida después de la cena y la casa apareció a las 12 en el patio de mi casa. Para mí era enorme y hermosa. Adentro, estaban todas mis muñecas con ropa nueva, un costurero, una cocinita y todo un amoblado pequeño para jugar. Otro regalo sensacional fue la bota Matchbox, yo la deseaba mucho, la mañana de mi cumpleaños número tres, me entregaron una caja cuadrada muy grande, yo pensé que era una tele, (también la deseaba porque en mi casa no había), hasta el día de hoy es el mejor regalo que me han hecho jamás.

-¿Juego favorito, sola o acompañada?
Como no había muchos niños a mi alrededor, disfrutaba mucho jugando sola. Mi juego favorito era jugar con la “Bota Matchbox” y “La granja”. Juntaba los muñequitos de ambos, que eran más o menos del mismo tamaño y hacía un mundo. A veces, los personajes iban a la piscina, se trasladaban en carreta al baño y disfrutaban de un día de verano en el lavamanos.

-¿Qué olores y sabores recuerdas de esa época?
Todas las deliciosas comidas que hacía mi abuela Ana. Yo llegaba del colegio y desde el zagúan de la entrada ya sabía que había de comer por el aroma. Me acuerdo del olor a hielo que salía de las máquinas de helados cuando las abrían para elegir el mío (amaba los helados), el olor al patio recién regado y el de las piscinas y flotadores de plástico nuevos que antecedían el calor del verano. El olor de mi mantita, la tuve hasta como los 10 años y le ponía colonia en las puntas.

– Secretos que no le dijiste a mamá y/o papá
Una vez me robé un juguete de mi jardín, me lo metí en las pantys y lo traje a casa. El juguete originalmente había sido mío y lo habíamos donado al jardín. Pero al parecer no me gustó que lo usaran otros niños y lo tuve que traer de regreso a casa, volvió sin cabeza.

Jugaste con tierra, tomaste agua de la manguera…¿qué otras cosas hacías?
Coseché tomates, sandías, frutillas. Le corté el pelo a las muñecas y a mi abuela. Me puse zapatos de taco alto, jugué al rin rin raja, comí dulces, miré, leí y dibujé cuentos hasta que me dio hipo.

-Cuéntanos ese recuerdo mítico del que todos se acuerdan menos tú… (ese que tu mamá o tía saca a colación cuando le presentas a una amiga)…
El relato mítico es acerca del día en que mi abuelo Guille me mandó a la cocina a buscar un pan para el almuerzo. Él era muy irónico y yo no entendía su humor, como yo era la más chica me molestaba constantemente. Dicen que yo a mis tres años y después de mucha insistencia de su parte, me paré indignada y en silencio a la cocina y desde la puerta del comedor le tiré la marraqueta con tanta puntería que le llegó al medio del plato de sopa y lo salpicó entero. Nunca he vuelto a hacer algo así, aunque he tenido ganas.

-¿Recuerdas tu primer amor?
Sí, lo espiaba con binoculares. Era mi vecino.

-¿Cuáles son los pequeños grandes triunfos que recuerdes?
La verdad es que como era la más pequeña de casa me celebraban todo. Los cantos, los dibujos, los poemas. Sin embargo hay un recuerdo que cambió mi vida y para mí es un triunfo. El día que me pusieron lentes. Tenía 9 años y hasta entonces había visto el mundo como a través de un vidrio empañado. Nadie se había dado cuenta que yo era muy miope. Fue un día sensacional, vi como eran las flores, podía contar las tejas de los techos y me alucinaba que las cosas tuvieran un límite definido, desde ese día no he parado de dibujar el mundo.

-¿Qué súper poder te hubiera gustado tener?
Volar y hablar con los animales.

-¿Qué te daba miedo?
Muchas cosas, sobre todo la noche y las arañas, me imaginaban que saldrían de los rincones de debajo de mi cama. Por ello durante mucho tiempo separé la cama del rincón y dormí con guantes. También le tenía miedo a los ladrones, a los extraterrestres y a los militares, era una época complicada…por suerte mi mamá siempre me recibía en su cama.

-¿Te perdiste?
Una vez me dejaron adentro del auto mientras bajaban las bolsas del supermercado, deben haber sido 5 minutos, pero yo era bebé y se me hizo eterna la espera. Recuerdo que me dolía la garganta de tanto llorar y de alguna manera en esos pocos minutos tuve la sensación de abandono.

-¿Qué barrio, calle, edificio o balneario es el lugar de tu infancia?
Patronato, el Barrio Bellavista y el Cerro San Cristóbal.

-¿Cuál fue tu mayor travesura?
Una vez, una vecinita me invitó a su cumpleaños, vivía en la casa pegada a la mía. No me dejaron ir y yo me escapé. Tenía 5 años, fui un ratito, volví y nadie se dio cuenta.

-¿A qué personaje público invitarías a mirar con ojos de niño la realidad?
A Juan Carlos Bodoque, de 31 Minutos.

-¿Alguna pregunta para sumar a este cuestionario de Territorio Infancia?
Algún hecho sorprendente que recuerdes de tu infancia. En mi caso personal a los 6 años ví nacer un ternero, ese hecho marcó mi vida en muchos aspectos. También hablar acerca de alguna catástrofe natural que te haya tocado de infancia, Chile es un país que suele pasar por este tipo de fenómenos, creo que cuando lo compartimos y los niños ven que a todos nos pasó, puede bajar un poco la intensidad de nuestra propia experiencia.

-Alguna persona o personaje que te gustaría para Territorio Infancia…
La Tía Carmen Videla, ella fue mi profesora de primero a cuarto básico. La mejor profesora y persona que he conocido en mi vida. Creo que a mis 37 años, ella me enseñó lo más importante: “el amor por Aprender”. Tiene 85 años y sigue siendo una persona brillante y excepcional, la visito todos los años.