Niñas y niños del jardín infantil Nueva Cumbre de Integra en Puerto Montt aprenden a ser cineastas

¿Qué es un zootropo? O ¿cómo funciona una cámara de video? Son algunos de los temas que las niñas y niños del jardín infantil y sala cuna Nueva Cumbre pudieron aprender en su camino para convertirse en cineastas.

Esto se enmarca en el proyecto “Cine en las Cumbres”, desarrollado por el establecimiento de Fundación Integra en Puerto Montt y que resultó uno de los 10 ganadores a nivel nacional del concurso Elige Innovar.

El director regional de Fundación Integra, Francisco Valdés, destacó la experiencia del jardín por ser la única iniciativa de educación parvularia seleccionada en todo el país y valoró “la labor desarrollada por el equipo educativo, que pone en el centro de los aprendizajes a niñas y niños, ofreciéndoles oportunidades únicas para su desarrollo y reconociéndolos como ciudadanos que participan democráticamente en su educación, que es nuestro foco institucional. Felicitamos a toda la comunidad del jardín por este premio, que viene a reforzar el trabajo diario por entregar experiencias de calidad para la niñez”.

El proyecto surgió del propio interés de las niñas y niños del nivel medio mayor por las películas; quienes pudieron conocer acerca de la historia del cine y sus procesos, a través de estrategias como cuenta cuentos y títeres, para luego elaborar su propia historia en formato stop motion.

Así lo explicó la directora del jardín Nueva Cumbre, Paola Figueroa, quien señaló que “tenían mucho interés por las pantallas digitales y la tecnología, hábito que se agudizó en pandemia; por lo que pensamos en hacer una experiencia educativa que pudiera incorporar sus inquietudes”.

Junto con esto, Figueroa recalcó que, gracias a esta iniciativa, “las niñas y niños adquirieron grandes habilidades y aprendizajes significativos, como pensamiento crítico, trabajo colaborativo, el desarrollo de su creatividad; por lo que decidimos documentar este proceso con ellas y ellos como protagonistas”.

Fue así como el cineasta Diego Guzmán, realizó un documental de todo el trabajo desarrollado, el que fue exhibido de manera especial para las familias en el Teatro Diego Rivera de Puerto Montt: “los niños y niñas estaban muy contentos de ir por primera vez al cine y poder verse en pantalla gigante. Las familias también estuvieron felices de participar en el proceso y nosotros como equipo nos dimos cuenta que hacemos un trabajo en comunidad en pos del bienestar y educación de los niños y niñas con ideas innovadoras”, cerró la directora.

Elige Innovar 2023, es un concurso impulsado por Elige Educar junto a daleProfe, el Centro de Innovación del Ministerio de Educación y Anglo American, que busca impulsar iniciativas de innovación educativa que están ocurriendo en las salas de clases y fuera de ellas. Al ser galardonado, el jardín infantil y sala cuna Nueva Cumbre de Fundación Integra, recibió un premio de $1.000.000 para continuar desarrollando experiencias pedagógicas y la participación en mentorías personalizadas.

Con 33 años de experiencia y más de 1.200 salas cuna y jardines infantiles gratuitos en todo el país, Fundación Integra trabaja para lograr el desarrollo integral, bienestar y aprendizajes significativos de niños y niñas, poniendo a su disposición espacios educativos diversos, estimulantes y de calidad.

Familias ejercen su derecho a participar

Los expertos coinciden en que “los niños y niñas aprenden más cuando los padres, educadores y otros miembros de la comunidad trabajan en forma conjunta para orientar y respaldar el aprendizaje y la formación de los estudiantes” * (Epstein, J; 2013, p.53, citado por Tapia 2018). Por esto, Fundación Integra se ha preocupado de promover el involucramiento de las familias en el proceso educativo de los niños y las niñas y la formación de Centros de Padres, para que las familias ejerzan su derecho a participar en el proyecto educativo del jardín infantil o sala cuna.

“Nos interesa mucho que ustedes sepan que para Integra, la alianza con las familias es fundamental porque ustedes son los primeros educadores. En Fundación Integra entendemos la participación como un derecho y lo declaramos también como un valor, por eso es tan importante el rol de los Centros de Padres”, afirmó la directora regional de Integra en el Región de Coquimbo, Javiera Adaro, durante la inauguración de Encuentro de Centros de Padres de las comunas de La Serena y Coquimbo.

En la ocasión, participaron representantes de los jardines infantiles Dulce Mirada, Huerto Encantado, Canteritos del Sol, Botoncitos del Valle, Casita del Cerro, Sol Naciente, Arco Iris, Tequirque, Tesoritos de Guayacán y Perlitas de Ostión, cuyos Centros de Padres cuentan con personalidad jurídica al día o están en proceso de obtención.

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En la instancia, Katherine Castillo, representante del Centro de Padres del jardín infantil Sol Naciente, de La Serena, agradeció la instancia y aclaró que existen muchos desafíos a futuro. “Nos damos cuenta que hay bastante para avanzar aún. Juntarnos nos sirvió mucho porque nos motiva a trabajar, a conocer proyectos para postular, saber qué nos falta para conformarnos y brindarle un apoyo a nuestros hijos, porque la idea es que trabajemos tanto las familias como las tías”, sostuvo.

Johanna Cortés, jefa del Departamento Educativo, explicó que esta actividad forma parte de un proyecto que Fundación Integra desarrolla en todo el país, y que está liderado por la Dirección Nacional de Educación. Informó que está previsto la realización de dos nuevos encuentro, el 31 de julio, con 10 jardines de Coquimbo, Andacollo y Vicuña, y el 8 de agosto, con establecimientos de la Provincia de Choapa.

Las principales funciones de un Centro de Padres son:

» El Centro de Padres representa a todas las familias dentro y fuera del jardín infantil, por lo que es necesario que sea un grupo formalmente establecido. Puede aportar al proyecto pedagógico del jardín infantil, sensibilizar a la comunidad respecto a aspectos importantes para los niños y niñas, y postular proyectos a fondos concursables, entre otras actividades.

» Invitar a las familias a acercarse a la comunidad del jardín y conocer o colaborar en sus metas, esforzándose por canalizar sus inquietudes e iniciativas.

» Aportar para relacionarse con otras organizaciones o instituciones, municipio, juntas de vecinos u otros, con el fin de coordinar acciones en beneficio de la comunidad educativa.

» Proponer y proyectar acciones que favorezcan la formación integral de niños y niñas.

» Formar parte del Consejo Escolar, a través del presidente del Centro de Padres.

* Tapia, A. (2018). Centro de Padres 2018. Chile. Documentos Dirección de Educación de Fundación Integra.

Material para las Familias

Expirquinera de Inca de Oro educa a niños para la vida

Triturar el mineral una y otra vez para en un afortunado encuentro hallar oro, fue la labor artesanal que durante años llevó a cabo como pirquinera Karen Campillay, quien debido a su perseverancia y empeño hoy educa para la vida a los niños y niñas de la localidad de Inca de Oro. Es en el jardín infantil Pinocho donde la trabajadora se desempeña actualmente como agente educativa, cargo que le permite entregar aprendizajes a un grupo heterogéneo de párvulos, a través de la valoración y respeto constante por la idiosincrasia e historia de un pueblo detenido en el tiempo.

Porque el objetivo sigue siendo explotar la riqueza del territorio, pero esta vez descubriendo una veta mediante el enfoque de niños y niños como agentes de cambio y transformación social, sin distinción de contexto ni condición.

“Es mágico trabajar con niños y niñas. Por su autenticidad, espontaneidad, carisma y energía. Están en la mejor etapa de su vida, donde adquieren conocimientos y los aceptan de la mejor manera”, comenta respecto a su quehacer Karen Campillay.

Haciendo historia
Hace más de una década, en el año 2006, Karen Campillay comenzó a escribir su historia como pirquinera, quehacer que ejercen cientos de mujeres, minoritariamente, y hombres en distintos rincones de la región sin una condición ni remuneración formal. En particular, la trabajadora se dedicó a la pequeña minería debido a que durante su enseñanza media tuvo la posibilidad de formarse en esta área, además, por el hecho de haber vivido toda su vida en Inca de Oro conocía en profundidad la labor a que la que dedica gran parte de la población de la localidad.

De esta etapa, la agente educativa destaca que le permitió “conocer la vida de personas que trabajaban en el mismo oficio, con sacrificio y esmero, esperando su recompensa después de largas jornadas”. Donde no siempre había un resultado satisfactorio de la dura tarea que realizaban en las alturas de Atacama porque, según explica Campillay, “varias veces el mineral no era de buena calidad y no se sacaba oro, como se dice vulgarmente se apanteonaba, debiendo regresar a la mina para volver a extraer el mineral y comenzar el proceso nuevamente”.

Pero gracias a las vicisitudes en la explotación del mineral, hoy puede interiorizar con conocimiento a los niños y niñas sobre la historia local, donde muchos de sus padres y familia logran su sustento como pirquineros en Inca de Oro y sus alrededores. Porque, es preciso “comprender que el pequeño pirquinero hace un gran aporte a la cultura de nuestro país”, puntualiza Campillay.

Tras un par de años dedicada a la minería, Karen Campillay ingresó el 2012 como auxiliar de servicios al jardín infantil Pinocho, donde inició haciendo reemplazos, hasta que un año más tarde se presentó la oportunidad de desempeñarse como agente educativa en sala. Esto debido a que constantemente se capacitó y formó para educar, por la experiencia significativa y transcendencia que representó para sí misma trabajar con la primera infancia.

“Para mí es muy relevante cuando todos los días los niños y niñas de forma espontánea me abrazan, me incluyen en sus juegos, cuando a cada momento siento que soy parte de sus vidas. Observarlos que son felices en el jardín infantil es muy satisfactorio”, concluye la trabajadora Karen Campillay, quien está titulada como Técnico en Educación Parvularia.

Por los derechos de niños y niñas
Alrededor de cien kilómetros separan Inca de Oro, en la comuna de Diego de Almagro, de Copiapó; la localidad cuenta con un observatorio astronómico y puntos turísticos de interés. Pese a su cercanía geográfica con la capital regional, es un sitio que todavía atesora su pasado minero con las fachadas sencillas de casas aún habitadas por escasos pobladores.

Por tanto, el jardín Pinocho a través de su Sello Pedagógico dedicado a Niños y Niñas Promotores de sus Derechos, es una entidad primordial en la comunidad en general ya que propicia y fomenta el respeto y la importancia de la infancia en un amplio sentido.

Así lo asegura Lorena Ávalos, directora del establecimiento hace catorce años, quien declara que “trabajar en esta localidad es muy desafiante, ya que si bien contamos con pocos niños y niñas, apostamos a una educación de calidad. El jardín infantil es un gran aporte en la comunidad, nos validan y valoran mucho”. Asimismo, agrega la educadora, que “hace algunos años, de manera incipiente, nos comenzó a llamar la atención la temática de la promoción de derechos. Además, dada la particularidad de la localidad visualizamos que, por ejemplo, muchos niños de primero básico se van solos a la escuela, por lo que consideramos que había poca preocupación al respecto. Entonces, desde ahí quisimos que las familias conocieran y aprendieran los derechos de los niños y niñas. Y ahora en la comunidad nos reconocen a través de nuestro Sello Pedagógico y es en nuestra historia lo que nos mueve y destaca”.

Por otro lado, el jardín infantil también establece las bases formativas en la localidad por medio de la entrega de educación inicial, donde cuenta con un nivel heterogéneo para una cobertura de hasta 24 párvulos de diferentes edades a través de una presencia de 4 trabajadoras. Las funcionarias, por su parte, son quienes hacen propios los principios del establecimiento, a partir de la premisa común de “ser un pequeño aporte en la vida de los niños, para entregarles, junto a sus familias, valores, diversión y conocimiento en su primera etapa de desarrollo, preparándolos para el ingreso a la educación básica y formándolos como personas plenas y felices”, de acuerdo indica la trabajadora Karen Campillay.

Trabajadoras como agentes de cambio social
La historia de la ex pirquinera y actual agente educativa es un ejemplo de la valoración de los talentos y saberes de las trabajadoras en los jardines infantiles y salas cunas de Fundación Integra.

Esto porque, según explica Patricia Espinoza, directora regional , “creemos en las personas, ya que todos tienen un potencial para transformar el mundo y contribuir a la educación de niños y niñas”. Por lo anterior, “capacitamos constantemente a nuestros trabajadores porque consideramos fundamental que quienes están a diario con los niños y niñas deben estar preparados, para compartir sus habilidades y competencias, y así entregar una educación de calidad”.

Finalmente, cabe mencionar que en el caso particular de los jardines infantiles y salas cunas donde se trabaja con un nivel heterogéneo de párvulos, “los equipos han sido capacitados en Diseño Universal de Aprendizaje (DUA), lo que significa que la planificación educativa se enfoca en potenciar cada una de las habilidades que tienen los niños, por lo tanto, trabajar en un nivel heterogéneo no se transforma en una dificultad, sino todo lo contrario, en una fortaleza, donde cada uno aporta, tiene saberes y construye una educación para los niños y niñas”, concluyó Espinoza.