Acercando el jardín infantil a la comunidad

Son las 8:30 de la mañana en la comuna de Estación Central y en el Estadio Victor Jara, cientos de personas de diversas nacionalidades hacen fila para la regularización de sus documentos. Entre ellos, familias completas con guaguas, niños y niñas, para quienes Integra habilitó, hasta el lunes 30 de abril, un lugar con materiales educativos y un equipo de educadoras, técnicos y profesionales de casa central, comprometido y dispuesto a brindar un espacio protegido y de bienestar a los niños y niñas durante este proceso.

Una experiencia, que como lo dice el equipo, acerca el jardín infantil a la comunidad y las hace vivenciar su rol como agentes de cambio social. “Estoy acá porque me motivó contribuir a la labor comunitaria que hace la Fundación, el poder entregar en este espacio lo que necesitan los niños y ser garante de derechos, darles un espacio porque el lugar que tienen ahí sentados, no es el óptimo. Se aburren, les da sueño, y nosotros tenemos la posibilidad de brindarles un espacio maravilloso y lleno de materiales”, explica Rocío Galleguillos, educadora de párvulos del jardín infantil Bettemburgo de la comuna de Huechuraba.

Junto a Rocío otras dos educadoras, tres agentes educativas y dos profesionales de Casa Central, estuvieron a cargo del espacio, quienes, de acuerdo a las necesidades de las familias, flexibilizaron la atención en términos de horarios y edad de los niños y niñas. “Hemos ido adaptándonos, pero siempre con un sentido de que los niños aprendan y que jueguen”, enfatiza Sandra Nanjari, educadora y profesional de la Dirección de Planificación y Gestión.

Durante un día, se atendía alrededor de 50 niños, concentrándose la mayor parte de ellos en la mañana y por eso el equipo acordó comenzar a funcionar a las 7:30 horas. Algo que sin duda agradecieron las familias, y así se lo manifestaron al equipo: “Hay un asombro por la cantidad de material, por el espacio y por la acogida que les damos. Lucía Boero, profesional de la Dirección de Educación, ha sido para mí un tremendo descubrimiento. Ella habla Creole y eso ha permitido también que las familias que vienen llegando y que integran este espacio educativo se sientan más tranquilas e integradas. Ella les conversa y claramente cuando hay una persona que está hablando tu mismo idioma hay una conexión distinta”, agrega Sandra.

Para el equipo, ha sido una experiencia que valoran y que las conecta con el compromiso de trabajar por una educación parvularia de calidad. La invitación a sus compañeras, dice Rocío Galleguillos, es a que “se arriesguen, que tomen el desafío. Esto es algo muy distinto a lo que hacemos diariamente, pero muy enriquecedor. Hay que aprovechar esas oportunidades y aceptar los desafíos que propone la Fundación, porque todo momento es para el aprendizaje”.

Victor_Jara