Antofagasta: Murales que hablan

La iniciativa obedece a un trabajado organizado y coordinado por el equipo educativo del jardín infantil, las familias y redes de apoyo, del jardín infantil Flor del Desierto de la localidad de Sierra Gorda.

¡Un sueño cumplido! Así califica la comunidad educativa del jardín infantil Flor del Desierto, el mural inaugurado hace algunos días en dichas dependencias, obra de arte que según relata la directora del establecimiento, Nicole Martinez Galloso, “viene a graficar nuestro sello educativo que articula la cultura con la tecnología, basada en el juego. Además de recuperar un importante espacio que viene a hermosear nuestro establecimiento”.

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“Este mosaico refleja que nuestros niños pueden adquirir aprendizajes sobre la base de la tecnología y la cultura en el desierto más árido del mundo. La comunidad cumple un rol fundamental en este hito, por supuesto gracias al apoyo de Minera Centinela, que nos ha ayudado tanto en la realización de esta obra como también en otros proyectos enfocados a mejorar la infraestructura del jardín”, comentó la directora.

El mural corresponde a una acción planificada en la propuesta de gestión del jardín infantil, y da respuesta a un trabajo conjunto entre los distintos actores de la comunidad educativa como equipos educativos, familias, redes de apoyo y por supuesto los niños y niñas como protagonistas.

La directora regional de Integra, María José Montoya, enfatizó que este mosaico posee un sello tecnológico y cultural, que es precisamente el enfoque que desarrolla el jardín infantil con sus alumnos.

“Estamos viviendo una etapa maravillosa. Este mural es una labor de la comunidad, apoyada por Minera Centinela. Así como nos han aportado durante este tiempo para embellecer y remodelar las instalaciones del jardín, nuestra expectativa es que este equipo colaborativo, continúe funcionando a través del tiempo en beneficio de nuestros niños”, argumentó Montoya.

Karina Terceros, mamá y apoderada del pequeño Julio Echeverría, afirmó que los trabajos de mejoramiento realizados en beneficio de los niños tienen muy satisfecha a la comunidad.

“Ha sido un trabajo largo, pero conseguimos el apoyo deseado y hoy tenemos un jardín excelente, con lindos espacios para cuidar la integridad de nuestros hijos. Y el reflejo de este esfuerzo, liderado por la directora del establecimiento, fue plasmado en esta hermosa pintura. Es un hito importante para todos y esperamos que la comunidad la aprecie y la cuide”

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Acercando el jardín infantil a la comunidad

Son las 8:30 de la mañana en la comuna de Estación Central y en el Estadio Victor Jara, cientos de personas de diversas nacionalidades hacen fila para la regularización de sus documentos. Entre ellos, familias completas con guaguas, niños y niñas, para quienes Integra habilitó, hasta el lunes 30 de abril, un lugar con materiales educativos y un equipo de educadoras, técnicos y profesionales de casa central, comprometido y dispuesto a brindar un espacio protegido y de bienestar a los niños y niñas durante este proceso.

Una experiencia, que como lo dice el equipo, acerca el jardín infantil a la comunidad y las hace vivenciar su rol como agentes de cambio social. “Estoy acá porque me motivó contribuir a la labor comunitaria que hace la Fundación, el poder entregar en este espacio lo que necesitan los niños y ser garante de derechos, darles un espacio porque el lugar que tienen ahí sentados, no es el óptimo. Se aburren, les da sueño, y nosotros tenemos la posibilidad de brindarles un espacio maravilloso y lleno de materiales”, explica Rocío Galleguillos, educadora de párvulos del jardín infantil Bettemburgo de la comuna de Huechuraba.

Junto a Rocío otras dos educadoras, tres agentes educativas y dos profesionales de Casa Central, estuvieron a cargo del espacio, quienes, de acuerdo a las necesidades de las familias, flexibilizaron la atención en términos de horarios y edad de los niños y niñas. “Hemos ido adaptándonos, pero siempre con un sentido de que los niños aprendan y que jueguen”, enfatiza Sandra Nanjari, educadora y profesional de la Dirección de Planificación y Gestión.

Durante un día, se atendía alrededor de 50 niños, concentrándose la mayor parte de ellos en la mañana y por eso el equipo acordó comenzar a funcionar a las 7:30 horas. Algo que sin duda agradecieron las familias, y así se lo manifestaron al equipo: “Hay un asombro por la cantidad de material, por el espacio y por la acogida que les damos. Lucía Boero, profesional de la Dirección de Educación, ha sido para mí un tremendo descubrimiento. Ella habla Creole y eso ha permitido también que las familias que vienen llegando y que integran este espacio educativo se sientan más tranquilas e integradas. Ella les conversa y claramente cuando hay una persona que está hablando tu mismo idioma hay una conexión distinta”, agrega Sandra.

Para el equipo, ha sido una experiencia que valoran y que las conecta con el compromiso de trabajar por una educación parvularia de calidad. La invitación a sus compañeras, dice Rocío Galleguillos, es a que “se arriesguen, que tomen el desafío. Esto es algo muy distinto a lo que hacemos diariamente, pero muy enriquecedor. Hay que aprovechar esas oportunidades y aceptar los desafíos que propone la Fundación, porque todo momento es para el aprendizaje”.

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