Director Ejecutivo de Fundación Integra: Carlos González Rivas

El viernes 17 de noviembre de 2023, la presidenta de Fundación Integra, María Victoria Peralta Espinosa, propuso al Consejo Nacional el nombre del señor Carlos González Rivas como Director Ejecutivo de la institución, nombramiento que fue ratificado por los consejeros y consejeras de forma unánime. Esta decisión cuenta con el respaldo del Ministro de Educación y de la Subsecretaria de Educación Parvularia.

Carlos González Rivas, oriundo de la región del Biobío, es de formación profesional Ingeniero Civil Industrial con mención Gestión en la Universidad del Bio-Bío y especialización en Gobierno y Gestión Pública de la Universidad Alberto Hurtado.

“Asumo este importante desafío de liderar Fundación Integra con una alta responsabilidad, ética y convicción, situando a las niñas y niños en el centro de la gestión institucional, reconociéndolos como sujetos de derechos y ciudadanos activos de la sociedad…”, afirmó el Director Ejecutivo.

Con una trayectoria profesional de casi 9 años en importantes cargos estratégicos de Fundación Integra, el Director Ejecutivo inicia su desarrollo de carrera en la Dirección Nacional de Personas cumpliendo un rol de asesor y coordinación de proyectos transversales de la dirección, y luego, a través de una promoción, asume como asesor de desarrollo estratégico de la Dirección Ejecutiva por más de 4 años, destacando entre sus principales logros la coordinación del desarrollo de prácticas de liderazgo y convivencia bientratante para la calidad educativa a nivel institucional, la articulación del proceso de formación continua AprendeS y la implementación de una asesoría integral a la gestión de direcciones nacionales y regionales, entre otros.

Posteriormente, en el mes de julio de 2020, fue promovido como Director Nacional de Promoción y Protección de la Infancia, con un foco principal en el fortalecimiento del enfoque derecho, el bienestar y la protección integral de la niñez, el vínculo con las familias y el trabajo colaborativo entre los equipos regionales y centrales.

El Director Ejecutivo asume este nuevo desafío con la convicción de que Fundación Integra es un referente en educación parvularia de calidad, garante de derechos y que trasciende en la vida de las niñas y niños; con el compromiso, profesionalismo y dedicación de los equipos de trabajo y la colaboración de las familias.

“Asumo este importante desafío de liderar Fundación Integra con una alta responsabilidad, ética y convicción, situando a las niñas y niños en el centro de la gestión institucional, reconociéndolos como sujetos de derechos y ciudadanos activos de la sociedad. Mi compromiso estará puesto en el fortalecimiento de la institución como un referente en educación parvularia en el país, garantizando su sostenibilidad, con la colaboración de los equipos de trabajo y las familias”, destacó el director.

Cambio y Currículo

Con motivo de la realización del Congreso Pedagógico y Curricular convocado por el Mineduc en agosto con el apoyo de la oficina de OREALC/UNESCO, y, por tanto, la difusión del llamado a remirar nuestra sociedad, repensar sus avances, sus muchas necesidades y carencias y obtener los insumos para reconstruir los currículos educacionales de nuestro país, han surgido voces que este macro proceso no debería realizarse. Ello, sustentado en que hay problemas más urgentes que atender y que no hay diagnósticos sobre qué hacer.

En el ámbito de las ciencias sociales y considerando el paradigma de la complejidad, sabemos que la educación es uno de los grandes factores de mejoramiento de la sociedad (Michel Apple), a través de la formación de las nuevas generaciones y por ello, debemos estar siempre alertas a observarla y analizarla permanentemente. Se suma, considerar que la educación es un sistema, que no puede funcionar bien, si sólo se aborda alguno de los muchos factores que inciden en el todo.

Desde décadas, nuestros grandes pensadores e investigadores como el Dr. Claudio Naranjo, el Dr. Humberto Maturana, la Dra. Amanda Céspedes, el Dr. Abraham Magendzo (Curriculista y Premio Nacional de Educación), Gastón Soublette, sicólogos destacados como Felipe Lecannelier, entre otros profesionales, han estado haciendo el llamado que nuestra educación tiene serios problemas. “Es deshumanizante” expresaba el Dr. Naranjo, lo que se agudizó con la pandemia en los aspectos de salud mental, y con la pérdida de referentes valóricos e institucionales positivos.

¿Quién podría decir que no tenemos serios problemas de falta de ética, comunicación, respeto, responsabilidad, honestidad, cuidado de nuestros patrimonios naturales y culturales entre otros muchos aspectos? Francesco Tonucci, el gran pedagogo italiano que ha venido a Chile varias veces, nos hacía una gran pregunta: ¿Es posible hacer lo mismo de siempre, cuando todas las condiciones han cambiado?.

Todas estas situaciones y preguntas son las que se hacen cuando se reconstruyen los currículos educacionales, por ello, no podemos esperar a hacerlo. Claro que, si continuamos en la desconfianza, en la descalificación del otro por pensar distinto, no vamos a poder nunca avanzar en ser un país más humano, donde haya un ambiente de paz, bienestar, de mayor igualdad, de respeto a la diversidad, donde surja ese ser profundo de los chilenos que, en estos días de los Juegos Panamericanos, se ha asomado tímidamente por momentos.

¡Hagamos currículos para los complejos tiempos actuales, queridos compatriotas! Tenemos los especialistas, las experiencias, los aportes de muchos, ¡hagamos algo bueno por favor! Lo necesitamos todos, y en especial nuestros niños y niñas. No les podemos dejar este país en las condiciones de desencuentro en que permanentemente estamos. Humanicemos Chile nuevamente, como nos diría nuestra Gabriela maestra.

Estas palabras tienen más de 70 años, y ella decía, “el tiempo es ahora”. ¿Podremos aceptar este desafío? Como educadora siempre esperanzada en las capacidades del ser humano, pienso que sí. Espero que todos piensen así y aporten a ello.

María Victoria Peralta,
Premio Nacional de Ciencias de la Educación, presidenta de Fundación Integra
y académica de Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Central

Modalidades no convencionales: el desafío de entregar a la niñez los saberes del jardín infantil cuando no hay uno

Ante más de 150 trabajadoras y trabajadores de educación inicial, provenientes de todas las regiones del país, el pasado 06 de septiembre la educadora de párvulos Francisca Toledo realizó una exposición rodeada de pinturas de Vincent Van Gogh y usando una vestimenta inspirada en la obra del maestro neerlandés, con la que recorre la Isla de Chiloé interactuando con niñas, niños y sus familias. En esa oportunidad, la también educadora de párvulos Pamela Rebolledo mostró su labor pedagógica en el Hospital Herminda Martín de Chillán, capital de Ñuble.

Ambas profesionales de Fundación Integra, además de presentar dos de las 17 experiencias que dieron vida al seminario Comparte Educación 2023, tienen en común una característica muy especial: su trabajo se desarrolla de forma no tradicional. Mientras una, semanalmente, cambia el clásico jardín infantil por un vehículo cargado de material educativo, la otra se adapta diariamente a la realidad médica de las y los párvulos.

Tanto el Jardín Sobre Ruedas (JSR) y Mi Jardín al Hospital (MJAH), respectivamente, son algunas de las Modalidades no Convencionales de Fundación Integra, cuyo propósito es ampliar y diversificar la oferta educativa a niñas y niños que, por diversos motivos, no pueden acceder a un jardín infantil, respondiendo a los contextos sociales y geográficos existentes en el territorio con un programa que considera a las familias y un aprendizaje en ambientes lúdicos, afectuosos y seguros.

DIFERENTES CAMINOS PARA EDUCAR

La evolución de la civilización humana va de la mano con la búsqueda de formas para transmitir el conocimiento y educar a las nuevas generaciones. Con el correr de los años, esto generó el surgimiento de diversos formatos, sistemas y teorías –unas con mayor documentación y otras con escaso material de referencia–, que trataron de responder en su minuto a este desafío.

En el caso de la educación parvularia, tanto a nivel nacional e internacional, se pueden encontrar precedentes de los modelos de educación formal, como también de la llamada no formal las que, sin importar su origen, buscan el mismo objetivo: entregar educación. Ya sea en la antigua Grecia o la corriente occidental del siglo XVII, el camino ha sido diverso, aunque no exento de dudas.

En el número nueve de los “Cuadernos de Educación Inicial” (Ediciones Junji, 2018), María Victoria Peralta, presidenta de Fundación Integra y Premio Nacional de Educación 2019, consigna que a fines del siglo XIX se retomó el debate teórico sobre cómo definir y diferenciar a la educación formal de la informal, el que se profundizó durante el siglo XX. De hecho, en 1967, Philip H. Coombs, por entonces director del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación de la Unesco, marcó un hito al compartir durante la Conferencia Internacional de Crisis Mundial en Educación un texto que ya hacía referencia a la “educación no formal”.

En años posteriores, y en colaboración con otros expertos, Coombs definió con mayor precisión la educación formal, como un “sistema educativo altamente institucionalizado, cronológicamente graduado y jerárquicamente estructurado que se extiende desde los primeros años de la escuela primaria hasta los últimos años de la Universidad”, y no formal, señalando que se refiere a “toda actividad organizada, sistemática, educativa, realizada fuera del marco del sistema oficial, para facilitar determinadas clases de aprendizajes a subgrupos particulares de la población, tanto adultos como niños”.

Ya en la década de los 80, también logró categorizar el “proceso a lo largo de la vida, en el cual cada persona adquiere y acumula conocimientos, habilidades, actitudes y percepciones de las experiencias cotidianas y de la exposición al entorno –en el hogar, en el trabajo, en el juego– de los ejemplos y actitudes en la familia y de los amigos, de los viajes, leyendo diarios y libros, o escuchando radio y viendo películas o TV”, denominándolo educación informal.

El desarrollo de estos conceptos tiene un impacto que se extiende incluso a nuestros tiempos. Por ejemplo –y citando un caso local–, la Ley General de Educación de Chile (2009), consigna algunos de estos elementos, ya que hace referencia a la existencia de una enseñanza formal, no formal e informal.

VINCULÁNDOSE CON LAS COMUNIDADES

Durante sus 33 años de existencia, el desafío permanente de Fundación Integra ha sido entregar a lo largo del país educación parvularia de calidad y gratuita, relevando el protagonismo de niñas y niños en sus procesos de aprendizaje, considerándolos siempre como sujetos de derechos. Para cumplir con esto, en especial cuando por factores demográficos, densidad poblacional o geográficos no se cuenta con infraestructura permanente, se han generado diversas iniciativas innovadoras.

Por 25 años, los móviles del Jardín Sobre Ruedas de Integra han recorrido distintas localidades para acercar la educación parvularia a más niños y niñas. Desde hace 29 años, las Veranadas Pehuenche en La Araucanía se adaptan a las necesidades de niños, niñas y sus familias, para dar continuidad al proceso educativo con pertinencia cultural, aunque ya en décadas pasadas existían en el país programas que respondían a necesidades especiales de las comunidades.

Ya sean las aulas hospitalarias para niños escolares en Concepción (en los años 60), los jardines comunitarios –en zonas como Lo Hermida– (1970), el programa Padres e Hijos (1973), los Centros Comunitarios de Atención Preescolar (1980), la Educación Preescolar de Comunidad (1982) o los Jardines Estacionales Junji (1991), entre otros, los programas de educación parvularia no formal comparten el responder a necesidades educativas específicas de niños y niñas de manera flexible, apuntando a grupos específicos con un rol preponderante de las familias.

Francisca Toledo resalta –desde Chiloé– que el Jardín Sobre Ruedas le permitió descubrir que “sí se puede hacer educación de una forma distinta a lo tradicional y que funciona, que trasciende y deja huellas, tanto para niños y niñas como también para las familias. El equipo llega a ser un modelo y, de esa manera, también se fortalecen las competencias parentales para una crianza afectiva y respetuosa que todo niño y niña debe experimentar, generando espacios de cariño y amor”.

Una opinión similar tiene Pamela Rebolledo, quien es parte de la Modalidad no Convencional Mi Jardín al Hospital en la Región de Ñuble. Según su experiencia, con las y los párvulos que tienen un mayor tiempo de hospitalización, “los vínculos que se establecen son aún más significativos, nos convertimos en parte de su familia, los acompañamos en todo su proceso de hospitalización dando soporte en situaciones difíciles a niños, niñas, sus familias y también celebrando los logros tanto en los aprendizajes como en aquellos aspectos relacionados con su salud”.

En la Región Metropolitana, aún es posible apreciar el impacto que tiene en las comunidades la implementación de este tipo de iniciativas. A pesar de la oferta de educación formal que tiene la capital, hay zonas donde aún se requiere llevar al territorio la enseñanza parvularia. Uno de los encargados de esto es Alexis Catribil, técnico profesional en párvulos de Fundación Integra y parte del equipo del Jardín Infantil Sobre Ruedas de la zona Norponiente.

“Las diferencias de esta modalidad itinerante con el jardín infantil tradicional son varias. Funciona una vez a la semana en espacios que otorga la comunidad, los adultos significativos están en la sala, son parte del proceso educativo, son el modelo para los niños y niñas, además tienen que llevar estos aprendizajes al hogar. El equipo pedagógico, si bien está a cargo del jardín, también tiene otras funciones como conducir, transformar los espacios de acuerdo a los períodos, para la entrega de aprendizajes significativos”, señaló el profesional.

El desafío es permanente y va más allá del hecho de recibir diariamente a niños y niñas –tarea en sí misma ya compleja– en un recinto acondicionado para la experimentación y el juego. Hay ocasiones donde, tanto por factores demográficos o geográficos, es necesario responder de forma innovadora a la necesidad de entregar educación parvularia fuera de las paredes tradicionales, para lo cual la creatividad, vocación, recursos pedagógicos y materiales deben conjugarse para que niños y niñas reciban los saberes del jardín infantil donde, literalmente, no hay uno.

50 años del golpe: memoria, democracia y futuro en la educación parvularia

En el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, el Museo Histórico Nacional inauguró una exposición que reúne objetos patrimoniales, recuerdos, imágenes, sonidos, datos y documentos que brindan a los visitantes la oportunidad de adentrarse en la historia y convertirse en narradores de los hechos. Con un enfoque particular en la juventud, la exposición busca establecer que no es necesario haber sido testigo directo de los eventos para tener una perspectiva informada y una opinión sólida sobre lo sucedido.

La muestra surgió gracias a la colaboración de más de 40 instituciones y 100 entrevistas, entre las que se encuentra el aporte de María Victoria Peralta, presidenta de Fundación Integra, quien decidió donar y contar la historia tras el uniforme de educadora de párvulos que utilizó el día del golpe de estado.

“Ese uniforme me cuidó y me ayudó a cruzar la ciudad que estaba en una situación bastante caótica. Llegamos a mi casa y la niña se sintió muy a gusto con mi madre. Desde ese día la cuidamos y amamos por casi una semana”, María Victoria Peralta.

La historia se remonta a la mañana del 11 se septiembre de 1973, cuando la presidente de Integra y premio Nacional de Educación, María Victoria Peralta, era educadora de párvulos en el jardín infantil Montahue de Providencia. Era un día como cualquier otro, donde ella y sus compañeras, todas mujeres de alrededor de veinte años, tenían preparadas distintas actividades para jugar y aprender junto a los niños y niñas usuarios del establecimiento.

Con el paso de las horas y tras conocer detalles del golpe de Estado, la mayoría de los apoderados decidió a retirar antes a sus hijos e hijas y las educadoras comenzaron a regresar a sus hogares. Todos los niños/as pudieron regresar con sus familias, menos una.

Se trataba de una pequeña de 1 año y medio que había ingresado el día anterior y que no había sido recogida. Hasta esa hora, quedaba poco para comenzar el toque de queda. Fue en ese momento cuando María Victoria, decidió llevar a la niña a su hogar, dejar una nota a sus padres en la puerta del jardín y emprender camino a su casa sin nunca dejar de vestir su uniforme de educadora de párvulos.

Tras cruzar providencia y acercarse al puente del Arzobispo, María Victoria junto a la niña y su sobrina de 2 años, que también iba al jardín, se enfrentaron al primer contingente militar. “Ese uniforme me cuidó y me ayudó a cruzar la ciudad que estaba en una situación bastante caótica. Llegamos a mi casa y la niña se sintió muy a gusto con mi madre. Desde ese día la cuidamos y amamos por casi una semana”, recuerda.

Varios días después, los padres de la niña lograron establecer contacto y recoger a la pequeña en la casa de María Victoria. “Hoy pienso que en algún lugar de Chile debe existir una mujer de alrededor de 50 años, de iniciales PM, que debe saber que vivió el 11 de septiembre en la casa de una educadora de párvulos, cuyo nombre no debe recordar, con una familia que no conocía, pero donde se le cuidó y quiso mucho”, agrega.

Hoy, ese uniforme histórico y con tanto significado, forma parte fundamental de la exposición “50 años después. Golpe en la memoria” inaugurada en el Museo Histórico Nacional y que reúne 127 objetos, 150 documentos y 100 entrevistas con historias relacionadas al golpe de Estado y la dictadura militar, resultado de un trabajo colaborativo de más de 40 instituciones. “Queríamos relatos de cómo distintas personas vivieron el 11 se septiembre y nos pareció que el de María Victoria era muy significativo y potente, porque involucraba a niños, que es a quienes está dirigida esta muestra. Quisimos poner relatos de quienes a los que ese día les haya cambiado la vida”, dijo Macarena Ponce de León, directora del Museo Histórico Nacional.

La muestra estará disponible hasta marzo de 2024 de forma gratuita en el Museo Histórico Nacional, ubicado Plaza de Armas 951, Santiago Centro, de martes a domingo de 10:00 a 17:30 hrs.

La “oveja Nanai” de Integra enseña a niños y niñas importancia de conocer y explorar sus emociones

Está presente en todos los jardines infantiles y modalidades no convencionales de Fundación Integra del país. A través de experiencias educativas, la “oveja Nanai” acompaña a niños, niñas y equipos pedagógicos en el proceso de descubrir y comprender de forma lúdica qué son y cómo expresar las distintas emociones que experimentamos día a día; por ejemplo, el miedo, alegría o tristeza.

Así, se busca el desarrollo de competencias socioafectivas, las que nos permiten estar bien con nosotros mismos y relacionarnos e interactuar con otros de una forma saludable.

El Modelo de Educación Emocional de Fundación Integra se basa principalmente en el modelo de Competencias Emocionales del español y doctor en Ciencias de la Educación, Rafael Bisquerra, al cual se realizaron ajustes y revisiones por expertos nacionales, para que cumpliera con los lineamientos estratégicos de la institución.

Este modelo plantea cinco competencias centrales –conciencia emocional, regulación emocional, autoestima y autonomía emocional, compromiso social/ético y vínculos bientratantes– y 23 micro competencias adicionales. Acá, las familias y equipos educativos tienen un rol clave, ya que ellos, a través de diversas prácticas pedagógicas, permiten que niños y niñas se acerquen a ellas, las identifiquen y desarrollen aptitudes para canalizarlas de buena forma.

Es aquí donde emerge la “oveja Nanai”, que día a día recibe a los niños y niñas en salas cuna y jardines infantiles de Integra y los acompaña a vivir las emociones, a través de juegos sencillos, que tienen como objetivo, contener, consolar, ayudar a expresar y comprender sus propias emociones.

La directora ejecutiva de Fundación Integra, Nataly Rojas Seguel, indicó que “la implementación de este modelo es un paso clave de la fundación para responder a los retos que presenta la educación parvularia actualmente. Estamos en un contexto donde la pandemia aún nos presenta el desafío de reencontrarnos en el jardín infantil, reactivar los procesos de aprendizaje y potenciar las habilidades de niños y niñas”.

Y… ¿QUÉ SON LAS EMOCIONES?

Existen diversas definiciones para intentar explicar qué son las emociones, las que están marcadas por el contexto en que se consultan y aplican. En Fundación Integra, se determinó seguir lo señalado por el académico Rafael Bisquerra, quien las define como respuestas neurofisiológicas, que surgen a partir de la valoración que se hace de ciertos acontecimientos externos o internos, las cuales además forman parte indisoluble de la vida humana.

Si bien diversos investigadores e investigadoras coinciden en que las emociones pueden clasificarse como positivas o negativas, esto no implica necesariamente que alguna de ellas sea buena o mala. Entender este proceso, permite expandir nuestro lenguaje emocional, yendo así más allá de las emociones básicas y ampliando nuestro mundo de posibilidades afectivas.

“Aunque el Modelo de Educación Emocional describe diversas competencias a desarrollar en las y los párvulos, no debemos olvidar que los primeros destinatarios de la educación emocional deben ser las y los adultos. Este es un proceso que dura toda la vida, lo que compromete a los actores de las comunidades educativas, los que deben trabajar en conjunto para alcanzar el desarrollo integral y aprendizajes significativos en las y los párvulos”, cerró la directora ejecutiva de Fundación Integra.

La primera infancia es un momento clave en el desarrollo de los niños y niñas, donde se despliegan competencias que les permitirá desenvolverse a lo largo de toda su vida, incluyendo la construcción de su “biografía emocional”, la que se transformará en la base de su aprendizaje socioemocional.

Con 32 años de experiencia y más de 1.200 salas cuna y jardines infantiles gratuitos en todo el país, Fundación Integra trabaja para lograr el desarrollo integral, bienestar y aprendizajes significativos de niños y niñas, poniendo a su disposición espacios educativos diversos, estimulantes y de calidad.

Integra construirá primer jardín del centro cívico

El ministro de Bienes Nacionales, Víctor Osorio, hizo entrega a la directora ejecutiva de Integra, Oriele Rossel, del primer piso del edificio de Agustinas 1269, el cual por casi un siglo albergó al diario La Nación, y que desde ahora será parte de la red nacional de salas cuna y jardines infantiles del país.

En la ceremonia, el secretario de Estado recordó sus pasos como periodista en el propio medio de comunicación e hizo hincapié en que “será la primera sala cuna y jardín infantil que existe en la Plaza de la Constitución desde el Golpe de Estado, lo que es una muy buena noticia para las mujeres y las familias chilenas. Estamos construyendo un espacio para futuros profesionales, quizás futuros periodistas, quienes permitan en Chile el pleno ejercicio de la libertad de expresión”.

En ese sentido, la directora ejecutiva de Integra, Oriele Rossel, apuntó que “es un orgullo poder estar en este espacio, queremos rescatar este patrimonio, comprometernos para que se mantenga y darle un sentido de trascendencia a este hermoso edificio, porque estamos convencidos que la mejor forma es hacerlo a través de los niños y niñas”.

La secretaria ejecutiva del Consejo Nacional de la Infancia, Estela Ortiz, agregó que “no solo a los periodistas les dolió el cierre de La Nación, yo creo que hay un sector de chilenos que lo lamentamos, porque la diversidad de la información es clave para profundizar y desarrollar la democracia y, en ese sentido, que mejor manera que darle un espacio a los niños y niñas”.

Durante la actividad, la ex presidenta del sindicato de trabajadores del medio, Nancy Arancibia, leyó una emotiva carta de bienvenida a Integra. “Ustedes niños están en el castillo del diario La Nación, están dentro de un castillo mágico que es grande, es alto y caen muchos sueños, ideas, juegos y diversión (…) Este castillo de La Nación es mágico, porque la gente se pone contenta y feliz. Jueguen con todo lo que quieran, este edificio es de ustedes y de todos los chilenos”.

El nuevo espacio educativo en la comuna de Santiago, que es parte del aumento de cobertura para la primera infancia del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, podrá recibir a 48 niños a partir del segundo semestre de 2017 y tendrá una inversión de $600 millones. Además la construcción mantendrá los 500 metros cuadrados de la imprenta del medio de comunicación fundado en 1917 por Eliodoro Yáñez.

Integra realizó reconocimiento a los 6 jardines que han construido participativamente su PEI

En el jardín infantil y sala cuna Arco Iris, ubicado en la comuna de Porvenir, Integra realizó una ceremonia de reconocimiento a los seis jardines infantiles de la región que junto a sus comunidades educativas han construido de manera participativa sus Proyectos Educativos Institucionales (PEI), definiendo qué las identifica y cómo es la educación que sueñan para niños y niñas.

Este proceso comenzó en 2013, cuando los establecimientos emprendieron un gran desafío: construir un proyecto educativo que fuera pertinente y contextualizado a cada realidad, con el objetivo de favorecer los aprendizajes oportunos y significativos de los niños y niñas, en el marco de garantizar una educación de calidad.

El jardín infantil Arco Iris definió la “interculturalidad fueguina” como sello pedagógico, relevando la importancia de conocer, aprender y valorar el lugar donde habitan, junto a las costumbres y tradiciones. En coherencia con este sello, los niños y niñas de nivel medio mayor interpretaron la canción en croata “Tamo daleko” (lejos, muy lejos).

Al igual que dicho establecimiento los jardines: Keola Kipa, Hitipan, Magallanes, Josefina Braun y Hielos Patagónicos también han construido de manera participativa su PEI, y hoy trabajan por fortalecerlo permanentemente.

La ceremonia finalizó con el descubrimiento de una placa, en el frontis del jardín infantil, que simboliza el cierre de este proceso. Este significativo momento contó con la participación de autoridades comunales, representantes de instituciones, familias, equipo, profesionales de Integra, directoras de jardines infantiles con Pei, y niños y niñas.

 

Un jardín bajo las araucarias

En un paisaje de ensueño, que mezcla el verde de los bosques nativos con el cristalino azul del cielo, lejos del ruido y las multitudes, 12 educadoras de los jardines Maillén del Traile, El Naranjito y Los Piñoncitos dan continuidad al programa educativo de los niños y niñas pehuenche del sector rural de Lonquimay, que entre los meses de enero y marzo se trasladan junto a sus familias a la precordillera para recolectar el piñón.

Se trata de la modalidad no convencional de Integra Veranadas Pehuenche, cuya temporada 2016 fue inaugurada oficialmente este 22 de enero por la Directora Sociocultural de la Presidencia, Paula Forttes; la Directora Ejecutiva de Integra, Oriele Rossel, y el Intendente de la región de la Araucanía, Andrés Jouannet.

“Las veranadas pehuenche de Integra son un ejemplo de como la educación de calidad debe ser inclusiva, donde otorguemos a cada niño y niña por igual las oportunidades y recursos para lograr su desarrollo pleno y aprendizajes significativos. Una educación en la que se propicie la pertinencia y que nos permita a través de la diversidad cultural enriquecer nuestra sociedad”, dijo la Directora Ejecutiva de Integra, Oriele Rossel.

Presentes desde 1994, en las Veranadas Pehuenche las familias son las protagonistas. Semana por medio, en cinco puntos de encuentro distintos de la cordillera, éstas y el equipo educativo desarrollan junto a los niños experiencias de aprendizajes vinculadas a las antiguas tradiciones de nuestros pueblos originarios, como el hilado en huso o la fabricación de la harina proveniente del piñón.

Un jardín bajo las araucarias, que con los mismos materiales educativos de uno convencional, una alimentación balanceada y sobre todo, con la entrega y dedicación de las familias y el equipo educativo, hace realidad el sueño de que más niños y niñas en Chile tengan acceso a una educación parvularia de calidad, a través de una experiencia única en el país