Max Cárcamo: “Quiero que mi hijo aprenda muchas cosas”

Max Cárcamo es el papá de Lautaro Cárcamo Guiligual, quien tiene 1 año y acaba de ingresar a la sala cuna Pichi Yampai de Puerto Montt. Esta es la primera experiencia para ambos en un establecimiento educacional y Max nos cuenta como ha sido hasta ahora, una nueva etapa llena de ansiedad para este padre primerizo y su bebé.

¿Cómo ha sido el ingreso de Lautaro a la sala cuna?

Bueno como dicen las tías, al principio la primera semana es de adaptación. Los primeros días ingresó con confianza e integrándose bien con los niños y al pasar de los días ha durado un poco más, una hora más que el día anterior, así que en ese sentido bien. Ahora él ya se da cuenta cuándo uno lo pasa a dejar, por lo tanto llora cuando lo dejamos, los primeros dos días no lloraba, se distraía con los juegos y los niños.

¿Cómo familia les ha costado hacer la transición de la casa al jardín?

Al principio siempre da pena dejarlo, pero tenemos que trabajar los dos, así que es parte del proceso tanto para él, como para nosotros.

¿Por qué eligió un jardín de Integra para que asista su hijo?

Por los comentarios de la gente que dicen que es muy bueno, da confianza, las educadoras, el ambiente y también porque los niños aprenden muchas cosas, a veces uno pone en la balanza dejarlo con la familia, pero como en nuestro caso no se puede, Integra era la mejor opción y más confiable de donde dejarlo.

¿Y qué espera para Lautaro en este periodo?

Que se adapte que se integre, que aprenda cosas que nosotros, a veces, por tiempo no le podemos entregar, que aprenda hartas cosas.

Con grullas de papel y buenos deseos parte año parvulario en Arica

La intendenta de Arica y Parinacota María Loreto Letelier, dio inicio al Año Parvulario 2019 en el jardín infantil y sala cuna “Santa Rosa” de Fundación Integra, donde estuvo acompañada por la gobernadora de Arica, Myrtha Arancibia; la seremi de Educación, Lorena Ventura, seremis, jefes de servicio y las directoras regionales de Integra y Junji, Ana Suzarte Verdugo y Vianca Morales Carrasco.

La ceremonia simbolizó en una grulla los deseos de éxito para los párvulos de nuestra región, iniciativa basada en una leyenda japonesa, que dice que si se construyen mil grullas de papel, el mayor deseo puede hacerse realidad. Así, las autoridades, familias y equipos educativos expresaron sus buenos deseos en beneficio de la educación parvularia.

“Estamos inaugurando hoy el año parvulario a nivel país y especialmente el de los niños en nuestra región, para ellos es nuestro esfuerzo, para ellos es todo nuestro compromiso, porque sabemos lo importante que es esta etapa, lo importante que es también para el futuro de Chile y por ende, el futuro de nuestra región”, enfatizó la intendenta regional.

En tanto, la directora regional de Integra, expresó su alegría de que un jardín infantil haya sido el escenario para tan importante actividad. “Hoy participaron nuestras autoridades regionales, equipos educativos, apoderados y por supuesto nuestros niños que son lo más importante. Tal como lo dice nuestro Presidente Sebastián Piñera, los Niños Están Primero, por lo tanto tenemos que ofrecerles las oportunidades y la educación de calidad que ellos merecen”, afirmó.

Al acto también fueron invitadas educadoras de la Dirección Regional de Junji, las que estuvieron acompañadas de su directora regional (s) Vianca Morales Carrasco, quien destacó la importancia de la educación en este nivel. “La educación inicial busca que los niños y niñas crezcan felices, que sociabilicen, que descubran su medio. Por eso entrega diferentes tipos oportunidades de desarrollo que potencien sus infinitas capacidades”, expresó.

La ceremonia contó, además, con un emotivo discurso de Flavia Quiroz Ormeño, apoderada del jardín infantil, quien destacó lo importante que ha sido para sus dos hijos el haber iniciado el 2018 su vida parvularia en el jardín infantil y sala cuna Santa Rosa.

“Como familia sólo tenemos agradecimiento y reconocimiento al trabajo y esfuerzo de los equipos educativos a cargo de nuestros hijos, así como también a quienes hacen posible que existan jardines infantiles y salas cuna capaces de brindar no sólo apoyo, sino valiosas oportunidades educativas a las familias”, dijo la apoderada.

Fiesta de los abrazos para apoyar la adaptación de los niños

Como una peculiar iniciativa para recibir el año parvulario, y promover el apego entre padres e hijos, la 1ª Fiesta de los Abrazos de Fundación Integra dio la bienvenida a los niños y niñas del jardín infantil Hipai Yefacel, promoviendo, además, el apego entre las familias y facilitando el proceso de adaptación de las y los párvulos en la vuelta a clases.

Una fiesta de alegría y sonrisas se vivió al interior del establecimiento cuando las familias que ingresaban al recinto ubicado en calle Croacia 838, en Punta Arenas, fueron sorprendidas por un contingente de payasos que les dieron la bienvenida de una forma peculiar: con un grande y caluroso abrazo.

La iniciativa organizada por Integra, y en estrecha colaboración con las agrupaciones Circo del Sur y PayaPuq, tuvo por objetivo favorecer un espacio de reflexión y apego entre los niños y niñas y sus familias, recordando especialmente a los adultos que el apego y muestras de afecto, son parte fundamental para el desarrollo cognitivo y habilidades sociales para los párvulos.

Para Susana Ojeda, mamá de Lucas Cárdenas Ojeda, del nivel medio mayor, la instancia fue una verdadera sorpresa ya que “llevamos muchos años en Integra como familia y nunca habíamos tenido una experiencia así. Algo tan sencillo pero tan significativo como dar la bienvenida y un abrazo nos recuerda que esos detalles son los que realmente importan, y no sólo poder ir al mall o regalar un juguete. Me parece fantástico que desde Integra estén preocupados por esto”, señaló conmovida.

Por su parte Jerome Obilinovic, representante de la agrupación “Circo del Sur”, agradeció la oportunidad de participar junto a los voluntarios de “PayaPuq” en la actividad y destacó que “todas las actividades que se relacionan con el apego siempre son significativas, especialmente para los niños y niñas. Actuar desde el amor, darle importancia a tomarse un tiempo y darse un abrazo o mirarse a los ojos es algo que la gente no debe perder de vista y especialmente en un ambiente como un jardín infantil, donde cada padre deja a sus hijos, es importante hacerlo. Darles amor y dejarlos tranquilos en un lugar donde van a estar seguros y amados”, finalizó.

4 de marzo, primer día de jardín

Este lunes 4 de marzo se inicia el año parvulario 2019 en Fundación Integra. A lo largo de todo el país se abren las puertas de las salas cuna y jardines infantiles, e inician sus actividades las modalidad no convencionales, para brindar educación de calidad a los niños las niñas.

El primer día de jardín está marcado por el proceso de adaptación que deben vivir los párvulos durante los primeros días de actividades, un proceso a veces complejo, debido a los importantes cambios que experimentan, y que implican, aprender a relacionarse con sus pares y con adultos diferentes a la familia.

Para apoyar este proceso te dejamos los consejos desarrollados por la Dirección de Educación de Fundación Integra:

♦ Visite el establecimiento con su hijo, recorra los patios y salas con él y explíquele con palabras simples -que será el lugar donde jugará y conocerá a sus nuevos amigos.

♦ En la primera visita al jardín infantil, preséntele al equipo educativo.

♦ Durante una semana antes del inicio del año parvulario, adapte los horarios y rutinas de alimentación y sueño del niño a los que se tendrá en el jardín infantil y sala cuna.

♦ Converse con el niño de lo que ocurrirá los primeros días de asistencia al jardín infantil, con énfasis en las experiencias positivas que vivirá.

♦ Permita que su hijo o hija lleve su juguete favorito y promueva que se lo presente a los adultos que los cuidarán.

♦ Al despedirse del niño, hágalo de manera natural y afectuosa, explíquele que se irá, pero que volverá a buscarlo. Nunca se esconda, ni salga arrancando

¿Cómo prepararse para el primer día de jardín infantil?

¿Cómo prepararnos para el primer día de jardín?

Marzo está a la vuelta de la esquina; comenzamos a despedir las vacaciones mientras que muchos niños se preparan para ir por primera vez al jardín infantil o al colegio. Se trata de un hito socialmente muy importante, que exige a los niños y niñas incorporarse repentinamente a una cultura distinta a la vivida por años, lo que representa importantes desafíos.

Es fundamental que los niños y niñas puedan vivir esta transición de forma positiva, gratificante y como una oportunidad para aprender de manera entretenida a través de juegos y nuevas experiencias.

Este proceso impacta a todo el entorno del niño o niña, por lo que la familia es un participante activo y esencial de esta transición. Es por ello que Integra, con 27 años de experiencia entregando educación parvularia de calidad en más de 1.200 jardines y salas cuna en todo Chile, comparte algunas recomendaciones para que la familia pueda apoyar la transición desde el jardín infantil a la escuela o desde el hogar al jardín infantil.

¿Cómo podemos acompañar a nuestros hijos e hijas en esta transición?

– Hable con el niño o niña sobre las nuevas experiencias que vivirá, con una mirada positiva al cambio, explíquele que tendrá nuevos amigos y aprenderá cosas nuevas.

Lleve a su hijo a conocer el jardín o colegio. Es una buena manera de acercarlo a esta nueva etapa: muéstrele su sala, el baño y los juegos para que se sienta más seguro.

Los hábitos y horarios de alimentación y sueño se modifican con la entrada al colegio o al jardín infantil. Es importante adecuarlos con anterioridad para evitar un cambio drástico en las rutinas diarias.

Una vez que el niño o niña comienza a ir, recomendamos que la asistencia sea lo más continua posible.

No le mienta, ni salga a escondidas de la sala. Explíquele que se irá, pero que volverá a buscarlo más tarde.

Evite traspasarle sus miedos y aprensiones. Si se muestra seguro y tranquilo, será más fácil para ellos/as.

Al igual que un adulto, un niño se puede poner nervioso ante los cambios. Por eso, respete sus sentimientos y la forma de expresarlos. Es importante contenerlos, sin reprochar el llanto, “pataletas” u otras reacciones. Ayúdele a recuperar la calma por medio del cariño y la comprensión.

Cuando el niño o niña lo requiera, es posible sugerir al apoderado que lo acompañe durante un momento de la jornada. El tiempo de permanencia del adulto se podrá disminuir gradualmente, a medida que el niño o niña se sienta más seguro y confiado.

Generar instancias de intercambio de información acerca de procesos importantes para los niños y niñas con el equipo del jardín, tales como modificaciones en la alimentación, inicio o progresos asociados al control de esfínter, evolución de enfermedades o tratamientos médicos, etc.

De la casa al Jardín. Niños/as y adultos enfrentados a un nuevo desafío

¿Qué sería esperable que ocurriera cuando mi hijo/a comience a asistir al jardín?

…que no llore cuando lo deje

…que siempre se despida tranquilo/a y contento/a

…que no se quiera venir conmigo a la casa

…que no tenga problemas para quedarse con adultos extraños y en un lugar que no conoce

…que quiera compartir con muchos niños y niñas que no conoce

O

…que llore, grite y se aferre a mí cuando lo/a dejo

…que no se quiera levantar ni vestir en la mañana

…que no quiera comer, ir al baño ni dormir en el jardín

…que cada vez que le pregunto, se enoja o pone a llorar

Ciertamente, no es una pregunta fácil de responder y es porque el ingreso al jardín infantil es un hito no solo en la vida del niño o la niña, sino también para su familia. Es un proceso no exento de dificultades, ya que no es uniforme y no siempre se da de una manera “ideal ni sencilla”, es por esto que todas las alternativas mencionadas anteriormente son posibles y esperadas.

Lo que le pasa al niño/a…

Las diversas manifestaciones que el/la niño o niña puede expresar en su relación con el jardín infantil, se pueden explicar por una parte a partir de las propias características de la etapa del desarrollo en que se encuentre (lactante o párvulo).

En este sentido es importante considerar que los niños y niñas pueden presentar reacciones de ansiedad al momento de separarse de sus padres o adultos cuidadores a través de señales de temor, cautela o timidez frente a extraños; el cambio de rutina también puede provocar sensaciones de inseguridad o inestabilidad, lo que a nivel emocional se puede expresar en llanto, irritabilidad o cambios en hábitos ya adquiridos.

Todo lo anterior, obedece a una forma distinta de la usada por los adultos para “comunicar” sus emociones y pensamientos y que es el lenguaje corporal. A su vez, algunos niños y niñas vivencian esta experiencia como una suerte de abandono, pues les es complejo aún comprender algunas nociones de espacio y tiempo, razón por la cual la separación es vivenciada de manera angustiante ya que no saben por cuánto tiempo ésta se va a extender (no han desarrollado aun la capacidad para entender el concepto de “transitoriedad”).

Lo que le pasa a los adultos

Por otra parte estas sensaciones de inseguridad, ansiedad e incertidumbre- que son esperables- muchas veces se agudizan a partir de la forma en que los adultos abordamos este proceso y qué le transmitimos a niños y niñas, por ello es que muchas veces la adaptación al jardín infantil se ve interferida más bien por la reacción del adulto que por las naturales expresiones de niños y niñas frente a algo nuevo en sus vidas.

Un ejemplo de ello es cuando no hemos anticipado al niño/a que comenzará a asistir al jardín, lo que implicará esto en su rutina diaria (a qué hora se levantará, con quién se quedará, por cuánto tiempo, etc.) y qué podría llegar a sentir al separarse por primera vez de sus padres. Otro ejemplo es cuando frente a la angustia del niño o niña, no nos despedimos y nos vamos sin que se de cuenta, suponiendo que no lo va a notar. Con lo anterior, sin quererlo, reafirmamos la sensación en el niño o niña de no entender y/o de desconfiar de la situación; con esta “huida” no le damos la posibilidad de expresarnos las sensaciones que le surgen respecto a la despedida y dejamos esa responsabilidad a un adulto que aún no es significativo para el niño o niña. Como padres además, perdemos la oportunidad de estar presentes para acoger, consolar, explicar y ayudarle a incorporar esta nueva experiencia.

Entender que somos quienes podemos ayudar al niño o niña a elaborar esta experiencia de una manera saludable y enriquecedora, nos permite reparar en la importancia -no solo de los gestos y actos- sino también del discurso que sostenemos como familia respecto al ingreso al jardín infantil.

En este sentido, a veces entregamos a niños y niñas explicaciones del “por qué se debe ir al jardín infantil”, que se basan en las necesidades del mundo adulto y que resultan muy abstractas, difíciles de comprender y asimilar para ellos, por ejemplo: “los papás van al trabajo y los niños al jardín”; “si no vas al jardín yo no puedo ir a trabajar y si no trabajo, no te puedo comprar las zapatillas ni los dulces que te gustan…”; “tienes que ir al jardín para estudiar, para que vayas al colegio…”; “todos los niños van al jardín, así que tu también”; “ya eres grande, tienes que ir al jardín” razones que tienden a invisibilizar al niño o niña y sus necesidades, planteando motivaciones que tienen sentido para el adulto, pero no para el niño o niña porque ellos viven en el aquí y ahora, centrados en sí mismos y le es difícil proyectarse, ponerse en el lugar de otros y visualizar el “beneficio” que esto traerá en el futuro.

Sería deseable entonces que les mostráramos los beneficios de esta nueva etapa transmitiéndoles por ejemplo: “en el jardín puedes jugar con niños de tu misma edad”; “en el jardín hay muchos juguetes y materiales entretenidos que no están en casa”; “puedes aprender canciones y juegos nuevos con las tías y los demás niños”; “en el jardín puedes aprender cosas que yo no sé o no puedo enseñarte en la casa…”, etc.

La adaptación, un proceso permanente

Ahora bien, las manifestaciones o reacciones emocionales mencionadas al comienzo, pueden darse al inicio del proceso de ingreso al jardín infantil, pero también pueden darse a lo largo del año. En este sentido cabe hacer una distinción, y es que muchas veces cuando estas reacciones se dan en períodos que no coinciden con que el niño/a haya estado ausente por periodos largos de la rutina del jardín (vacaciones, enfermedades, etc.), pueden deberse a cambios o crisis que se estén suscitando al interior de la familia y que se expresan en este contexto, por ejemplo separación de los padres, enfermedad de algún familiar, nacimiento de un hermanito, cambios de casa, entre otras.

Es, a propósito de la estabilidad que requieren niños y niñas, y de lo sensibles que son a los cambios en sus rutinas de vida (propias de la etapa del desarrollo), que estas vicisitudes pueden reeditar sensaciones vividas en el proceso de adaptación al jardín, o bien presentarse por primera vez, donde el niño o niña expresa y manifiesta desconcierto, preocupación y el anhelo o nostalgia del espacio que brinda la contención familiar.

¿Cómo podemos favorecer el proceso de adaptación?

Si bien la “aparición” de reacciones no habituales o “síntomas” resulta inquietante y a veces difícil de abordar para el adulto, es muy importante destacar que SIEMPRE es saludable que el niño/a encuentre espacios para su expresión emocional, independiente de cómo se manifieste (llanto, pataletas, retraimiento, etc.), ya que da cuenta de que el niño/a es conciente, está conectado y siente que puede expresar lo que le pasa frente a estos cambios y a pesar de que esto a los adultos nos complique, somos los convocados a contener y tolerar estas manifestaciones, pues dentro de todo, podemos recibirlas como un potente y elocuente gesto de confianza.

A la luz de todo lo anterior, parece importante entender y asumir que como adultos responsables de nuestros hijos e hijas, debemos estar atentos y observando permanentemente sus comportamientos y reacciones, ya que esto nos dará las señales de lo que ellos están vivenciando. Este registro debiese permitirnos identificar que al menos algo necesita de nosotros, por lo que espera una respuesta a esta necesidad, que casi siempre involucra contener, escuchar y ayudar a encontrar formas de incorporar experiencias nuevas. En este sentido, el reto, la desesperación, el ignorar, la radicalización, el presionar, el comparar, el desborde de los adultos, etc. sólo aumentan la sensación de desconcierto en el/la niño/a, sin saber nuevamente qué hacer con lo que les pasa, pero además sintiéndose responsables por lo que le ocurre al adulto que ellos tanto quieren.

Es por esto, que parece necesario también tener en cuenta qué nos pasa como adultos frente al proceso de separación con nuestros niños/as, ya que muchas veces ésta es la primera vez que nos alejamos de ellos por un tiempo. Independiente de las convicciones y razones para tomar esta decisión, es natural que como adultos nos veamos afectados por la separación, siendo esperable sentir culpa por dejarlo, miedo o dudas frente a sus cuidados, pena y/o preocupación por sus reacciones. Tener conciencia de que nos pasan cosas nos permite -por una parte- empatizar con el proceso de nuestro hijo y -al mismo tiempo- reconocer estas sensaciones nos permite diferenciarnos del niño o niña, lo que facilitará abrir el diálogo de las emociones que nos van surgiendo con él o ella. Por ejemplo “ yo entiendo que te da pena ir al jardín porque sientes que vas a estar solo allá y yo me quedo con tu hermanito, nosotros también te vamos a echar de menos, pero nos pone contentos saber que vas a jugar con tus amigos, que lo puedes pasar bien, y que en la tarde nos juntamos de nuevo”.

Así mismo es importante mirar cómo estamos al momento de llevar al niño o niña al jardín infantil, no sólo regular lo que le digo, sino también tomar conciencia de lo que nuestro cuerpo está manifestando, ¿estoy tenso/a?, ¿acelerado/a? ¿voy con pena? de tal manera de no dar mensajes confusos y poder regular nuestras emociones a través de reconocer lo que nos pasa. Por ejemplo “te voy a dar un último besito antes de irme, sé que te da pena y a mí también me da pena dejarte triste, a lo mejor con un buen abrazo se nos pasa más rápido”.

Invitamos a la reflexión sobre este hito en el desarrollo de los/as niños/as en nuestra cultura, pues es un primer paso en el camino hacia la socialización más allá de los límites de cada familia, con todo lo que ello implica en términos de autonomía (relacionarse con otros en ausencia del adulto significativo, destacar por sí mismo, hacer elecciones, tomar decisiones, resolver conflictos, plantear opiniones, etc.).

Pero sobre todo, invitamos a reflexionar sobre la importancia de una constante observación y auto observación, esto nos puede dar luces de cómo nosotros nos estamos involucrando en este proceso, asumiendo que no es algo que sólo compete al niño/a y que nuestro actuar puede facilitar esta experiencia al ofrecer espacios seguros, claros y confiables para la expresión emocional. Al observar de manera activa, reconocemos al/la niño/a como un/a otro/a, con ritmos, características, necesidades y expresiones propias que aún cuando sus reacciones tengan estrecha relación con lo que le sucede al adulto, es importante detenerse y evaluar qué necesita el/la niño/a y qué necesita el adulto, estableciendo así una relación de respeto y acompañamiento, propios de una crianza bientratante y abierta al aprendizaje.