Carta al Viejito Pascuero: una invitación para reconectar con el sentido profundo de la navidad

Diciembre es, sin duda, un mes particular. Al ser el último del año, pueden aparecer inquietudes en torno a lo que implica la finalización y/o evaluación de un ciclo, cansancio acumulado, preocupaciones por los gastos en las celebraciones de fin de año, o incluso pueden asomar señales de estrés por los cambios en las rutinas familiares (niñas y niños salen de clases y hay que pensar qué hacer con ellas y ellos durante las vacaciones), entre otras.

En este contexto, es esperable que las y los adultos sigamos funcionando en modo “piloto automático” y no nos detengamos a reflexionar, en el sentido profundo de esta celebración y cómo nuestro estado emocional, pensamientos, preocupaciones y/o acciones pueden incidir en el bienestar integral de niñas y niños.

¿Tenemos tiempo o nos damos el tiempo para pensar cómo nuestra visión y/o construcción de la vida puede repercutir en cómo las niñas y niños van significando su realidad y el mundo?; ¿nos detenemos a identificar qué valores y creencias les transmitimos según nuestra forma de relacionarnos con ellas y ellos?; ¿cuál es el “legado” que queremos regalarles?

Son muchas las preguntas que aparecen al finalizar un ciclo, pero más que seguir cuestionándonos, la invitación es a pensar cómo una celebración podría darnos la oportunidad de mirar y re mirar cómo estamos criando a niñas y niños y, a partir de ahí, escribir junto a ellas/os una nueva carta para el viejito pascuero.

Al recordar mis propias cartas para el viejito pascuero o escuchar las letras que canta mi hija sobre el tema hay un factor común: todo está centrado en la evaluación que hacemos del comportamiento humano y cómo esto determina el tipo de persona que “somos” (como si esto fuera algo perdurable e inalterable) y, en consecuencia, el tipo de regalo que “merecemos”. Quizás este ejercicio puede resultar “inofensivo”, pero, sabemos cómo esto repercute en la vida de niñas y niños.

Para entender cómo lo que creemos, decimos y hacemos impacta en la vida de niñas y niños, es necesario no sólo considerar la etapa del desarrollo en la que se encuentran, sino que también conocer sus características particulares, deseos, miedos, sueños, pensamientos, preocupaciones, alegrías y tristezas.

Sabemos que en la niñez el mundo de las fantasías es algo natural. De hecho, en la medida que niñas y niños aprenden a hablar van comunicándonos sus fantasías, miedos y deseos, y en las interacciones con otras y otros (pares o adultas/os) van creando su propia realidad y construyendo su propia identidad. Si ante lo fantástico que puede resultarles creer en el viejito pascuero, lo que hacemos es condicionar sus tan esperados y deseados regalos al cómo se comportaron durante el año y a lo que hacen o dejan de hacer (“si te portas mal el viejito no te va a traer nada” (…) “Si te portas bien el viejito te traerá regalos (…) “Acuérdate que el viejito pascuero está mirando cómo te portas”), ¿qué es lo que verdaderamente les estamos enseñando?

Lamentablemente, lo que sin querer les enseñamos con esas frases es que su condición y cualidad de ser humano depende sólo de su comportamiento, que el amor y la aceptación de cómo son se relaciona estrechamente con el regalo que reciben, que el amor es sinónimo de premio o castigo, que hay que comportarse de cierta manera para conseguir cosas. Preguntémonos, entonces, ¿es esa la carta que queremos escribir este año con ellas y ellos?

Este año, te invitamos a cambiar la mirada, a incentivar las fantasías de niñas y niños, a acompañar sus preguntas, explicaciones y formas de ver el mundo, a escuchar y respetar sus deseos y a mirar el mundo desde sus creencias. Para acompañarte en esto y otras temáticas, te invitamos a contactarte con Fonoinfancia de lunes a viernes de 08:30 a 19:00 horas, llamando al 800200818 o chateando en www.fonoinfancia.cl

 Por: Carolina Diez Pastene, psicóloga, supervisora del Programa Fonoinfancia.

Integra adelantó la Navidad para los niños del Hospital de Talca

La Modalidad No Convencional denominada “Mi Jardín al Hospital”, durante más de una década ha entregado educación y acompañamiento a niños y niñas que por diversas condiciones de salud están hospitalizados.

Los tradicionales muros blancos del Hospital Regional de Talca cada día se llenan de colores y magia. Entre los pasillos y junto a los cuartos de los niños que se encuentran hospitalizados, aparece un rincón muy llamativo diseñado especialmente para ellos. Se trata de “Mi jardín al hospital”, una Modalidad No Convencional de Integra, que ya cumple 11 años en este recinto asistencial. Un grupo de profesionales, entre ellos dos educadoras, un trabajador social y una psicóloga, fortalecen a diario el aprendizaje y desarrollo integral de niños y niñas en complemento con el rol parental de las familias, favoreciendo el vínculo y previniendo dificultades asociadas al proceso de hospitalización.

Además por estos días el sonido de un villancico y los colores de la navidad, adelantaron esta fiesta para los niños y niñas en el área de pediatría. Con alegría y entusiasmo, junto a la Directora Regional de Integra, llevaron un mensaje de esperanza, en una época especial del año, que se caracteriza por la solidaridad y la sana convivencia.

El alegre grupo compartió con las familias de los niños y niñas internados, recorriendo uno a uno cada espacio de los sectores de lactantes, segunda infancia y cirugía, entregando regalos, y rescatando una sonrisa, “como Integra siempre buscamos rescatar el verdadero sentido de esta fiesta. Estamos presentes aquí todo el año junto a este equipo multidisciplinario que desarrolla actividades como leer un cuento, pintar, cantar, jugar e incluso solo hablar con los niños y familias durante su hospitalización, todo eso tienen impacto en su capacidad de aprender y desarrollarse, haciendo más grata su estadía en el hospital”, señaló Luz María Ramírez, Directora Regional de Integra.

Con esta significativa intervención, “Mi jardín al hospital” busca seguir contribuyendo a visibilizar la infancia también al interior de los hospitales, en donde los niños y niñas se ven enfrentados a situaciones adversas derivadas de su condición de salud, algunas de ellas muy críticas, siendo las interacciones positivas, el vínculo afectivo y el juego elementos claves para sobrellevar este proceso y avanzar hacia su recuperación.

¿Qué regalar a los niños y niñas en Navidad?

A diario somos testigos de cómo niños y niñas menores de cuatro años dedican gran parte de su tiempo a actividades en solitario o vinculadas a un dispositivo electrónico, desplazando el protagonismo que debería tener el juego entre pares, donde manda la imaginación y la relación con el otro, generando experiencias y habilidades para toda la vida.

En esta Navidad, Integra promueve e invita a las familias a enriquecer esta celebración con fantasía, imaginación y diversión, escogiendo juguetes:

*Simples, que estimulen la creatividad y la imaginación, como por ejemplo, cuentos y materiales para hacer manualidades en familia.

*Que favorezcan la experiencia sensorial del niño o niña, como música o instrumentos musicales.

*Que no predispongan a estereotipos de belleza y género.

*Que promuevan el movimiento y la actividad al aire libre. Por ejemplo: bicicletas, patines o un juego de palitroques.

*Que promuevan el valor de compartir y el trabajo en equipo. Evitemos juegos bélicos.

*Que resguarden el bienestar de los niños y niñas. Los juguetes deben tener instrucciones para especificar las edades recomendadas para su uso, así como la rotulación de toxicidad.

*Que no contengan elementos o piezas pequeñas que puedan ser tragadas por los niños y niñas, especialmente en aquellos destinados a niños menores de 3 años.