Fonoinfancia: 23 años acompañando de forma gratuita a familias en la crianza de niñas y niños

Acompañar y responder las inquietudes que pueden presentar las adultas y adultos al criar, cuidar, proteger y educar a niñas y niños, es parte de la labor que realiza Fonoinfancia, programa gratuito y confidencial que entrega apoyo en la crianza y que este 2024 cumple 23 años de existencia.

Fundado el 31 de mayo de 2001, su objetivo es contribuir al bienestar y desarrollo integral de niñas, niños y jóvenes, a través del fortalecimiento de competencias en las adultas y adultos responsables de su cuidado, crianza, educación y protección, bajo un enfoque de derechos de la niñez y trabajo en red. Desde su creación –y hasta abril de este año–, Fonoinfancia registra en total más de 239.302 atenciones, de las cuales 10.382 se recibieron sólo durante el año 2023.

El psicólogo Rodrigo Cordero González, supervisor del Departamento de Promoción y Fonoinfancia, de Fundación Integra, indicó que “durante toda su existencia, Fonoinfancia ha buscado contribuir a las relaciones de buen trato, respeto y promoción de los derechos de niñas y niños, para ello no sólo ha realizado atenciones psicológicas no presenciales, sino que además ha elaborado distintos materiales psicoeducativos que recogen temas de interés de las comunidades y de las personas que nos contactan, con la idea de sensibilizarles sobre el importante rol que les corresponde en el acompañamiento y crianza de niñas y niños”.

Desde el año 2007, además, Fonoinfancia es parte del subsistema de Protección Integral a la Infancia “Chile Crece Más” (ex Chile Crece Contigo), dependiente del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, cuya misión es acompañar, proteger y apoyar a todas las niñas, niños, adolescentes y sus familias. Esto se traduce en acciones de carácter universal, focalizando apoyos especiales a quienes presentan una mayor condición de vulnerabilidad.

ACOMPAÑAMIENTO PERMANENTE

El programa no sólo atiende a madres, padres y cuidadores; también permite a las trabajadoras y trabajadores de las salas cuna, jardines infantiles y modalidades no convencionales de Fundación Integra –y de otras instituciones– consultar si lo requieren, convirtiéndose en un apoyo a su labor educativa diaria.

“Así como ninguna niña o niño es igual a otro, tampoco son iguales las familias y sus historias. Por ello, las y los profesionales de Fonoinfancia brindan atenciones pertinentes para responder a esas singularidades, acompañando a quienes nos contactan con sus inquietudes al criar, educar e interactuar cotidianamente con la niñez”, cerró Cordero.

En estos 23 años de vida, Fonoinfancia se ha transformado en un vehículo para acercar la atención psicológica a las personas sin ningún tipo de discriminación, abordando temáticas como la crianza respetuosa, la lactancia, el desarrollo infantil temprano, el duelo, la separación, las situaciones de emergencia, el bienestar emocional de la niñez y adolescencia, entre otras.

Estas intervenciones psicológicas no presenciales, a través del teléfono gratuito 800 200 818 y/o el chat disponible en el sitio web www.fonoinfancia.cl, han democratizado el acceso a la salud mental, promoviendo el bienestar de niñas, niños, adolescentes, las familias, comunidades y su entorno.

La importancia del bienestar psicológico de niñas y niños

En la semana de la salud mental, nos parece muy importante detenernos a reflexionar en torno a la importancia de la protección y promoción del bienestar psicológico y emocional de niñas, niños y adolescentes. A través de diversas fuentes sabemos que en Chile los datos sobre salud mental de niñas, niños y adolescentes no dejan de ser preocupantes, más aún si consideramos la reciente pandemia de COVID-19 y sus efectos en lo que respecta a salud mental. Los contactos que Fonoinfancia ha tenido con niñas, niños y adolescentes así también lo corroboran.

En el transcurso del último año, las interacciones de Fonoinfancia con adolescentes y jóvenes de entre 12 y 17 años, han evidenciado como motivo de consulta repetitivo, malestares asociados a sintomatología ansiosa y depresiva (tristeza, decaimiento, ansiedad, pensamientos rumiantes, deseos de morir e ideación suicida, entre otros). Dentro del relato de las y los adolescentes, y transversal a los distintos motivos de consulta, destaca la sensación de soledad, aislamiento, dificultad para hablar de lo que les está ocurriendo y pedir ayuda.

Esto último se relacionaría, por un lado, con la percepción de un mundo adulto hostil, en donde madres, padres, cuidadores y/o adultas/os cercanas/os no se identificarían como figuras disponibles emocionalmente. Más bien, tenderían a percibirse como personas que toman una perspectiva juiciosa y crítica ante sus conflictos y con los cuales la comunicación se volvería amenazante. Y, por otro lado, se relacionaría también con la percepción de sus conflictos como algo “molesto” y “problemático” para las adultas y adultos a los que ya se les percibiría “suficientemente” estresados y agobiados por las exigencias del día a día.

En ambas situaciones subyace la idea de que sus inquietudes, afectos y/o malestares deben ser resueltos en soledad, sin la ayuda de madres, padres y/o adultos cercanos que puedan orientar acciones concretas en caso de ser necesario. Lo que parece más alarmante de esta situación, es que deja a las y los adolescentes muy aislados de sus redes de apoyo más próximas.

En este sentido, creemos relevante y urgente que adultas y adultos nos hagamos parte del cuidado de la salud mental de niñas, niños y adolescentes generando acciones que se orienten a acortar las barreras de acceso a sus entornos más inmediatos de apoyo (familiares, escolares, comunales). Así como también, informándonos, habilitándonos y disponiéndonos a acoger de manera oportuna y sensible no solo sus inquietudes y malestares, sino que también sus ideas, deseos y singulares maneras de percibir y habitar sus entornos.

Para ello, y a propósito de la experiencia proporcionada por los contactos que a diario sostenemos con adultas/os, niñas, niños y adolescentes, es que nos parece clave propiciar espacios de encuentro y comunicación en familia. Incluyendo un lenguaje emocional en las conversaciones que facilite el hablar de cómo cada una/o se siente respecto de distintas situaciones, dando espacio también para el disentimiento, las emociones incómodas y temáticas relacionadas con la salud mental.

Es importante que estos temas dejen de ser un tabú, que se hablen al interior de las familias, contribuyendo con eso a derribar mitos y prejuicios entorno a la salud mental que pudieran convertirse en barreras para pedir ayuda. Es por eso que no da lo mismo qué y cómo conversar. El interesarnos genuinamente por las perspectivas y singularidades de niñas, niños y adolescentes, evitar hacer juicios de valor respecto de temáticas de su interés o conflictos, sin duda es una medida que cuida y protege.

Por otro lado, disponer, facilitar y alentar espacios de participación y pertenencia (deportes, actividades escolares, comunitarias, barriales, culturales, etc.) también es una medida que promueve la salud mental sobre todo en adolescentes y jóvenes. No debemos obviar que uno de los desafíos de la adolescencia es la construcción de la propia identidad, y para ello es deseable que participen de espacios en donde se sientan escuchadas/os, validadas/os, en donde puedan identificarse y/o diferenciarse de y con otras y otros, descubran distintas maneras de hacerse parte de la sociedad y generar cambios. Por otro lado, también contribuye a reforzar vínculos y espacios seguros para recibir y prestar apoyo.

Por último, es fundamental que sepamos identificar cuándo es necesario pedir ayuda profesional. Es esperable que niñas, niños y adolescentes presenten cierto malestar ante crisis vitales normativas o emergentes. Sin embargo, si el malestar persiste en el tiempo y/o es muy intenso, es importante consultar y pedir ayuda especializada. Por esto, las adultas y adultos que se vinculan cotidianamente con niñas, niños y adolescentes debemos estar atentas/os a cambios bruscos de ánimo o comportamiento que persistan por más de dos semanas ya que pudieren requerir de ayuda especializada, por ejemplo, cambios en los patrones de sueño, alimentación, rendimiento escolar, conductas de riesgo, autolesiones, e ideas de muerte.

Si tienes dudas respecto del bienestar emocional de niñas, niños y adolescentes, puedes contactarte a Fonoinfancia de lunes a viernes de 8:30 a 19:00 horas, llamando al 800 200 818 o ingresando a www.fonoinfancia.cl. Un equipo de psicólogas y psicólogos expertos en crianza, niñez y familia está disponible para acompañarte.

Bárbara Veloso Castro
Psicóloga del Programa Fonoinfancia, departamento de Promoción y Fonoinfancia, Dirección de Promoción y Protección de la Infancia, Fundación Integra.

¿Cómo se benefician los niños y niñas al jugar al aire libre?

En la primera infancia son innumerables los beneficios que aportan a los niños y niñas las actividades al aire libre, como, por ejemplo, potenciar el proceso de aprendizaje cognitivo y la formación integral. Por ello, Fundación Integra, a través del proyecto educativo “Juego y aprendo al aire libre”, promueve el juego espontáneo en la naturaleza, gracias a la participación activa de los equipos pedagógicos, familias y comunidad.

El proyecto implica una serie de acciones a mediano y largo plazo, tales como elaboración de material técnico pedagógico escrito y audiovisual, exposición de buenas prácticas a través de experiencias educativas al aire libre, creación de relaciones de trabajo colaborativo con organizaciones con experiencia en este ámbito, entre otras acciones.

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Según Schlomit Creixell, profesional de apoyo del Área Curriculum de la Dirección de Educación, el trabajo al aire libre y el contacto con la naturaleza influye en la salud mental de los niños y niñas. “Toda la comunidad educativa mejora su salud mental y emocional al realizar actividades al aire libre en contacto con la naturaleza”, dice.

Y agrega: “En el libro ´Educar en verde´ de la docente investigadora y especialista en infancia, Heike Freire, encontramos interesantes datos como que las actividades al aire libre reducen el riesgo de padecer enfermedades mentales, aumentan la sensación de bienestar y la autoestima. Asimismo, reduce los síntomas del déficit de atención, mejora el comportamiento y los resultados académicos”.